Acción Recíproca

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Conexión universal entre los fenómenos. Acción recíproca.

La conexión y la acción recíproca entre los objetos y los fenómenos de la Naturaleza y de la Sociedad tienen un carácter universal. La dialéctica marxista sostiene por eso, que ni un solo fenómeno de la Naturaleza y de la Sociedad puede ser comprendido si se le toma fuera de sus conexiones con los fenómenos circundantes. Por ejemplo, el sistema solar representa un todo único, todas sus partes se hallan en conexión mutua, en acción recíproca. La conexión mutua tiene lugar entre los animales y las condiciones geográficas que los rodean. En la Sociedad humana, todas sus parten se hallan también en la más íntima relación mutua y recíproco condicionamiento. Así, tal o cual ideología puede ser comprendida sólo en relación con todo el conjunto de las condiciones materiales de la vida de la sociedad, con la lucha de clases, &c. Todo régimen y movimiento sociales que aparecen en la historia deben ser juzgados desde el punto de vista de las condiciones que los han engendrado y a los que se hallan vinculados; el régimen de la esclavitud, dentro de las condiciones modernas, es un absurdo, pero dentro de las condiciones de desintegración del régimen del comunismo primitivo era un fenómeno perfectamente lógico y natural, y representaba un progreso en comparación con el comunismo primitivo. Por eso hay que abordar cada fenómeno desde el punto de vista histórico. Lo que es real y natural en unas condiciones históricas pierde todo sentido en otras. La existencia de la acción recíproca entre los fenómenos no supone que todas las causas y efectos sean importantes en igual grado: el método dialéctico exige que se indaguen las bases de esa interacción, que se establezcan las causas decisivas, fundamentales, que condicionaron tal o cual fenómeno.


Conexión e interacción de los fenómenos.

Uno de los principios fundamentales del método dialéctico marxista (ver) es el que proclama la conexión e interacción de los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad. “Por oposición a la metafísica, la dialéctica no considera la naturaleza como un conglomerado casual de objetos y fenómenos, desligados y aislados unos de los otros y sin ninguna relación de dependencia entre sí, sino como un todo articulado y único, en el que los objetos y fenómenos se hallan orgánicamente vinculados unos a otros, dependen unos de otros y se condicionan los unos a los otros. Por eso, el método dialéctico entiende que ningún fenómeno de la naturaleza puede ser comprendido si se le enfoca aisladamente, sin conexión con los fenómenos que le rodean, pues todo fenómeno, tomado de cualquier campo de la naturaleza, puede convertirse en un absurdo, si se le examina sin conexión con las condiciones que le rodean, desligado de ellas; y por el contrario, todo fenómeno puede ser comprendido y explicado, si se le examina en su conexión indisoluble con los fenómenos circundantes y condicionado por ellos”. (Stalin, “Sobre el materialismo dialéctico...”, en Cuestiones del leninismo, p. 636, Ed. esp., Moscú, 1941).

Esta tesis reviste una importancia científica capital. Si no se tiene en cuenta el encadenamiento objetivo y la interdependencia de los fenómenos, la naturaleza aparece como un montón de contingencias refractarias a toda ley, a toda explicación racional. Comprender un fenómeno, es descubrir su relación causal con los otros hechos. Por ejemplo, no sería posible explicar la evolución de las plantas y de los animales si se hiciera abstracción de las condiciones de su existencia. La doctrina michurinista (ver) asigna una gran importancia a esta conexión que permite comprender las leyes de la naturaleza viva. No se puede explicar científicamente un fenómeno tal como las guerras imperialistas si se las separa del modo de producción capitalista, de las contradicciones efectivas del capitalismo.

Sin embargo, la dialéctica marxista enseña que no basta tener en cuenta el encadenamiento de causas y efectos, sino que es preciso subrayar también que la causa y el efecto actúan el uno sobre el otro. Así, todo régimen político está determinado por el régimen económico que lo ha engendrado. Pero a su vez, el poder político ejerce una influencia considerable sobre el régimen económico. No es posible analizar el modo de producción capitalista, que se halla desgarrado por las contradicciones y no es más que una traba al desarrollo de las fuerzas productivas, sin tener en cuenta el papel que desempeña el poder político de la burguesía, pues ésta, todavía en el poder, trata de eternizar por todos los medios el modo de producción fundado sobre la explotación del hombre por el hombre. Los fenómenos deben ser enfocados desde el punto de vista de su interacción y de su condicionamiento recíproco, pues se cometería un error grosero si sólo se dijera que las relaciones de producción están en función de las fuerzas productivas. Sería un procedimiento unilateral, porque, engendradas por las fuerzas productivas, las relaciones de producción desempeñan, si corresponden a las fuerzas productivas, un papel importantísimo en el desarrollo de estas últimas.

El alcance y la importancia del principio de la conexión y de la interacción de los fenómenos, reside en que destaca claramente un hecho esencial: el mundo real está regido por leyes. El encadenamiento de los fenómenos significa que las contingencias no dominan en la naturaleza y en la sociedad; que son las leyes objetivas, independientes de la voluntad y de la conciencia humanas, las que determinan el desarrollo. La conexión y la interacción de la causa y del efecto condicionan el curso necesario de los fenómenos de la naturaleza y la vida social. Hay que estudiar los regímenes y los movimientos sociales desde el punto de vista de las condiciones que los han engendrado y a las cuales están vinculados. En nuestros días, sería absurdo el régimen de esclavitud, mientras que en la época en que la comuna primitiva se disgregaba, representaba un fenómeno necesario, un paso adelante. Del mismo modo, el régimen capitalista, progresivo en ciertas condiciones históricas, constituye hoy un obstáculo al progreso de la sociedad. En la época actual, todos los caminos conducen al comunismo, vale decir, a un orden social que fluye necesariamente de las condiciones actuales. Lo que es real y necesario en condiciones históricas determinadas, se transforma en absurdo una vez que las condiciones han cambiado.

Esta concepción dialéctica de la naturaleza y de la sociedad es diametralmente opuesta al punto de vista metafísico que considera los fenómenos al margen de su concatenación y para el cual, la naturaleza no es más que una aglomeración caótica de hechos accidentales. Deliberadamente la filosofía burguesa niega la conexión y el determinismo objetivo de los fenómenos, pues defiende de ese modo los intereses de las clases explotadoras en el poder.

El principio de la ligazón de los fenómenos es de una importancia incalculable para la actividad práctica, para la política del partido comunista. Permite definir las tareas y las consignas de la lucha en perfecta conformidad con las condiciones históricas precisas; permite elaborar acertadamente la estrategia y la táctica del partido comunista en relación con el devenir objetivo. Saber abordar los hechos reales, es tener en cuenta las condiciones concretas de lugar y tiempo. Sin el método histórico concreto, es imposible la ciencia de la sociedad, es imposible la estrategia y la táctica científicamente fundadas del partido comunista. Al abordar los fenómenos históricamente, el marxismo-leninismo se desarrolla, se enriquece con tesis nuevas, conforme a la nueva situación histórica. El problema del Estado después de la victoria de la revolución socialista, constituye un ejemplo de ello. Engels estimaba que después de la victoria de la revolución socialista, el Estado debía perecer. Teniendo en cuenta la situación internacional actual, los marxistas soviéticos llegaron a la conclusión siguiente: el país de la revolución victoriosa no sólo no debe debilitar su Estado sino que debe reforzarlo por todos los medios. La tesis de Engels y la de los marxistas soviéticos parecen a primera vista diametralmente opuestas. Pero en realidad, no hay ninguna contradicción. La fórmula de Engels traduce la situación histórica en la cual el socialismo podía vencer simultáneamente en el mundo entero o en la mayoría de los países capitalistas. Los marxistas soviéticos tienen en cuenta condiciones históricas nuevas, las del imperialismo, en las cuales el socialismo puede vencer en un solo país o algunos países capitalistas únicamente. De ese modo, las dos fórmulas son justas, pero cada una en su época. El principio de la concatenación de los fenómenos ayuda a denunciar la sofística y el eclecticismo de los enemigos del marxismo. Con el fin de embrollar las cosas, los ideólogos burgueses, reformistas y demás, separan arbitrariamente ciertos aspectos aislados de un fenómeno complejo, confunden condiciones históricas diferentes, trasponen mecánicamente en una situación nueva lo que no es valedero sino en una situación dada. Es lo que hacían los oportunistas de la II Internacional, los mencheviques rusos y los demás adversarios del marxismo revolucionario. Las nuevas condiciones históricas sobrevenidas en la época del imperialismo, exigían que el partido del proletariado cambiara fundamentalmente las formas de la lucha, que substituyera las antiguas formas parlamentarias y legales por formas revolucionarias; que preparara a la clase obrera para el asalto del capitalismo. Pero los reformistas y oportunistas de la II Internacional, fieles servidores de la burguesía, “no se dieron cuenta” de los cambios profundos sobrevenidos en la situación histórica, los desconocieron y renunciaron a la organización y a la lucha revolucionarias. El partido comunista denunció estas maniobras de los enemigos del marxismo, combatió vivamente sus dogmas hostiles a la causa de la revolución proletaria. Sólo el marxismo-leninismo mostró a la clase obrera los caminos y las formas verdaderas de la organización y de la lucha revolucionaria correspondiente al nuevo período histórico. La dialéctica distingue los vínculos y relaciones esenciales de los no esenciales, enseña a no confundirlos y a desentrañar, en su intrincamiento, lo principal, lo decisivo. Sólo un procedimiento así permite, en la actividad práctica, descubrir a través de la multiplicidad de tareas, el eslabón central que, una vez en las manos, ofrece la posibilidad de asir toda la cadena. La incapacidad de distinguir entre vínculos y relaciones esenciales y vínculos y relaciones no esenciales, desemboca en el eclecticismo, en una combinación mecánica de elementos dispares, en la incomprensión del elemento esencial en la interacción de los fenómenos. Gracias a esa capacidad de aislar el eslabón principal por medio del análisis dialéctico de una situación compleja, el partido comunista ha podido ofrecer al proletariado consignas de lucha eficaces en cada etapa nueva de la historia. Así, cuando el reequipamiento técnico del País de los Soviets llegó a revestir una importancia decisiva, el Partido lanzó la consigna: “La técnica lo decide todo”. Cumplida esa tarea, el objetivo principal consistió a partir de entonces, en crear los cuadros capaces de dominar esa técnica perfeccionada. El Partido lanzó entonces la consigna: “Los cuadros lo deciden todo”. Hoy, en el período de la consolidación de la edificación del socialismo en la URSS y del pasaje gradual al comunismo, el Partido Comunista moviliza al pueblo soviético y lo llama a realizar las tareas del momento, indispensables para alcanzar la meta general y final: la edificación del comunismo integral en la Unión Soviética.


Conexión universal de los fenómenos.

Es la ley más general de la existencia del mundo; constituye el resultado y la manifestación de la interacción universal de todos los objetos y fenómenos. Expresa la unidad estructural interna de todos los elementos y propiedades en cada sistema íntegro, así como los nexos y relaciones infinitamente diversos del sistema dado con los sistemas o fenómenos que le rodean. La interacción universal de los cuerpos condiciona la existencia misma de los objetos materiales concretos y todas sus peculiaridades específicas. La conexión universal de los fenómenos tiene manifestaciones infinitamente diversas. Incluye las relaciones entre las propiedades particulares de los cuerpos o de los fenómenos concretos de la naturaleza, relaciones que encuentran su expresión en leyes específicas; también incluye las relaciones entre las propiedades universales de la materia y las tendencias de desarrollo que encuentran su manifestación en las leyes dialécticas universales del ser. De ahí que toda ley sea una expresión concreta de la conexión universal de los fenómenos. Gracias a tal conexión, el mundo no constituye un amontonamiento caótico de fenómenos, sino un proceso universal único, sujeto a ley del movimiento. Los nexos entre los objetos y los fenómenos pueden ser directos o indirectos, permanentes o temporales, esenciales o inesenciales, casuales o necesarios, funcionales (Dependencia funcional) o no funcionales, &c. La conexión universal de los fenómenos se halla estrechamente vinculada a la causalidad, mas la causa y el efecto como tales sólo pueden ser examinados al margen de la conexión universal de unos fenómenos con otros. Si la causa y el efecto, por el contrario, se ponen en conexión con el todo, pasan una al otro, se transforman en conexión e interacción universales. Constituye un caso particular de esta interconexión la retroconexión en todos los sistemas que se regulan automáticamente. No es posible reducir a la mera interacción física de los cuerpos el nexo entre los fenómenos. Aparte de ella, existen relaciones biológicas y sociales incomparablemente más complejas que se subordinan a sus leyes específicas. A medida que avanza el desarrollo de la materia y va pasando a formas más elevadas de organización, se complican también las formas de interconexión de los cuerpos, aparecen especies de movimiento cualitativamente nuevas. Esta ley impera asimismo en lo que respecta al desenvolvimiento de la sociedad humana, en la cual, a medida que progresan los modos de producción y la civilización se desarrolla, se hacen más complejos los nexos entre los individuos y los estados, se diversifican cada vez más las relaciones políticas, económicas, ideológicas, &c. El concepto de conexión universal de los fenómenos es de gran alcance cognoscitivo. El mundo objetivo sólo puede conocerse investigando las formas de conexión causales y de otro tipo entre los fenómenos, delimitando los nexos y relaciones más esenciales, &c. El progreso del conocimiento cobra realidad en el movimiento del pensar, que pasa de reflejar conexiones menos profundas y generales a establecer nexos y relaciones más profundos y más generales entre los fenómenos y procesos. La estructura misma de las ciencias y su clasificación constituyen un reflejo de la conexión universal de los fenómenos. Así se explica que con el progreso del saber científico los lazos y la interacción de las ciencias entre sí se hagan cada vez más estrechos, y que surjan ciencias “limítrofes” que anudan esferas del saber antes separadas (por ejemplo, la bioquímica, la astrofísica, &c.).

Concatenación universal de los fenómenos.

La regularidad más general de la existencia del mundo, que es resultado y manifestación de la interacción universal de todos los objetos y fenómenos. Expresa la unidad estructural interior de todos los elementos y propiedades en todo sistema íntegro, así como los nexos y relaciones infinitamente diversas del sistema dado con otros sistemas o fenómenos que lo rodean. La interacción universal de los cuerpos condiciona la existencia misma de los objetos materiales concretos y todos sus rasgos específicos. A través de la concatenación universal de los fenómenos se manifiestan la unidad del mundo material y la determinación de cualquier fenómeno por otros procesos materiales. Gracias a la concatenación universal de los fenómenos, el mundo no es un amontonamiento caótico de objetos, sino el proceso lógico único de movimiento y desarrollo de la materia. En cada ley objetiva se expresa un orden determinado de los nexos y relaciones entre los fenómenos. La concatenación universal de los fenómenos presenta manifestaciones infinitamente diversas. Las conexiones entre los objetos y fenómenos pueden ser directas e indirectas, constantes y temporales, esenciales y no esenciales, casuales y necesarias, funcionales (Dependencia funcional), &c. Son manifestaciones de la concatenación universal de los fenómenos las relaciones causales, la dependencia del presente del sistema de su pasado, de la influencia del medio (próximo y lejano), la conexión entre las propiedades de cada cuerpo y las distintas leyes de su cambio, la retroconexión en todos los sistemas autorregulados. La conexión entre los fenómenos no debe reducirse sólo a la interacción física de los cuerpos. Además de ella, existen relaciones biológicas y sociales incomparablemente más complejas, que se subordinan a sus leyes específicas. A medida del desarrollo ascendente de la materia y del tránsito a formas cada vez más altamente organizadas, se van complicando también las formas de interconexiones entre los cuerpos apareciendo tipos cualitativamente nuevos del movimiento. Esta regularidad tiene lugar también en el desarrollo de la sociedad, donde, paralelamente al progreso en el modo de producción y al desarrollo de la civilización, se complican las relaciones entre individuos aislados y entre Estados enteros, se hacen cada vez más variadas las relaciones políticas, económicas, ideológicas y otras. El concepto de “concatenación universal de los fenómenos” tiene gran importancia cognoscitiva. El conocimiento del mundo objetivo sólo es posible sobre la base de la investigación multilateral, sistémica de cualesquiera objetos y la segregación de todas las conexiones y relaciones esenciales, así como de las leyes de esas conexiones. El progreso del conocimiento se realiza en el avance del pensamiento desde el reflejo de las conexiones menos profundas y generales al establecimiento de conexiones y relaciones más profundas y generales entre los fenómenos y los procesos. La estructura misma y la clasificación de las ciencias constituyen un reflejo de la concatenación universal de los fenómenos. Esto explica el hecho de que, con el progreso del conocimiento científico, la conexión y la interacción entre las ciencias se hacen más estrechas, surgen las ciencias “limítrofes” que enlazan campos del saber anteriormente divididos (por ejemplo, la bioquímica, la astrofísica, &c.).

Fuentes:

  1. Diccionario filosófico marxista · 1946:51.
  2. Diccionario filosófico abreviado · 1959:83-86.
  3. Diccionario filosófico · 1965:78-79.
  4. Diccionario de filosofía · 1984:76-77.