Fernando Ramírez López

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Fernando Ramírez López, víctima española del nazismo, fue deportado al Campo de concentración de Gusen en Austria, donde murió el 29 de noviembre de 1941.[1][2]

Contenido

[editar] Biografía

"Aunque los libros de Historia suelen recoger los nombres de los protagonistas que se consideran relevantes, los que verdaderamente hacen la historia son las gentes anónimas, combatientes que lucharon en el frente; mujeres, niños y ancianos que trataron de sobrevivir a los bombardeos y a la destrucción; los varios cientos de miles de personas de toda clase y condición que tuvieron que exiliarse..." (Alted Vigil, 2005: Motivaciones)

[editar] Itinerario del horror

El mapa del sufrimiento de Fernando Ramírez López tiene un trazado que hemos podido reconstruir con ayuda del informe descarnado que nos envió el CICR, Comité International de la Cruz Roja de Ginebra (Suiza), el 27 de julio de 2005, de la lectura de sólidas investigaciones realizadas desde distintas disciplinas de la guerra civil y del nazismo, de la ayuda de asociaciones, fundaciones y centros archivísticos y armándonos de mucha pasión, cariño y compromiso.

  • Ingresó en el Cuerpo de Seguridad, clase de Guardia, sección Asalto, procedente de las Milicias el 3 de octubre del 36, `filiado por el tiempo de cuatro años contados desde el 7 de octubre de 1936’. Estuvo destinado en el Frente de Madrid, Valencia y finalmente Cataluña. Se exilia en Francia en febrero de 1939, cuando ya todo está perdido. No hay testimonio alguno sobre el campo o campos de internamiento de la zona meridional en que fue confinado.
  • Como a la mayoría de combatientes del ejército republicano, lo encontramos trabajando 'voluntariamente' en una Compañía de Trabajadores Extranjeros (C.T.E.), la 15ª, situada en los Alpes, en Haute Provence-Alpes Maritimes, sin que conste grado ni número de matrícula ni tarea. Su unidad fue trasladada hacia agosto del 39 al Mar del Norte, a la frontera franco-belga, para avanzar en las fortificaciones de la Línea Maginot. Tenía su sede en Hazebrouck, distrito de Dunkerque, en el sector defensivo de Flandes, bajo el mando de la Región Militar I.
Un carta del Service Historique de la Défense de Caen (Francia) podría hacer variar el dato dado por el CICR acerca de la Compañía de Trabajadores en que estuvo Fernando Ramírez, aunque ahora es necesario ser prudentes hasta recabar más información. En su Division des Archives des Victimes des Conflits Contemporains (PAVCC) han hallado fichas personales (Kartei-Karte) de mi abuelo donde anotan que era 'Travailleur 25ème Civil' y que fue capturado el 22 de junio de 1940 en Granges-sur-Vologne. Por tanto, se hallaría en el Nordeste francés, en Clermont-en-Argonne, donde estaba la 25ª C.T.E., departamento de Meuse (Lorena), y fue hecho prisionero en la región vecina de los Vosgos, a 250 km.
  • Tras la tragedia vivida en Dunkerque en mayo de 1940, miles de rotspanier, que combatieron con los aliados, son capturados por las tropas alemanas. Probablemente, de confirmarse que estuvo en la 15º C.T.E., a Fernando Ramírez lo apresaron el 4 de junio. Fue internado en el Frontstalag 140 (Belfort), un campo de guerra nazi situado en el Este de Francia, en la frontera suiza, con el número de prisionero 8616, según una lista del 21/10/1940, tras recorrer, como era habitual, muchos kilómetros a pie y estar en varios recintos temporales. Allí se reunieron los hombres que estaban enrolados en las Compañías de los departamentos del Flandes francés, de Belfort y de los Vosgos. En agosto comienzan las deportaciones de republicanos con la aquiescencia de la España de Franco.
  • Se le deporta en fecha aún por determinar al Stalag XI B de Fallingbostel, en la Baja Sajonia (Alemania), un campo militar que es mero lugar de paso para su destino real: Mauthausen. Registrado con el número 87773, según lista nº mg 874.
  • Fernando Ramírez y otros 1.505 españoles encuadrados en las C.T.E. de los Vosgos y la zona de Belford y procedentes en su mayor parte del Frontstalag 140, cayeron en manos de la Gestapo y se les condujo en un tren el 25 de Enero de 1941 del Stalag XI B al campo de exterminio de Mauthausen, junto al Danubio, al oeste de Austria, país anexionado al III Reich. Está documentada su presencia el 27/01/1941, tras dos días de un sobrecogedor viaje. Preso número 6125.
  • Lo transfieren en una marcha forzada de 5 kilómetros al kommando de Gusen el 20/10/1941, el subcampo de la muerte absoluta, el matadero, con 1.276 prisioneros más, de los cuales 958, incluido mi abuelo, eran españoles (AMM/2.2.7.2.). Casi todos ellos serían masacrados con rapidez. Número de prisionero 13644. Según una lista de julio de 1945, ‘fallece en deportación’ apenas un mes después de su llegada, el 29/11/1941, a las 6:30 h, por 'causas naturales', en un otoño de un frío aterrador, donde 4 de cada 5 asesinados era español. El día 29 murieron 56 republicanos en Gusen.

Vamos a tratar de rellenar los vacíos, de humanizar esa cronología del horror y de ubicar dentro de ese entramado de datos históricos al hombre, porque, como dice Carlos Hernández, 'en nuestro país no se ha condenado nunca a sus verdaderos verdugos' (Cazarabet, 2015) y porque apostamos por recuperar la memoria y dignificar a las víctimas, aún en contra de la buscada desmemoria, del recelo hiriente e incluso del insulto con que la democracia actual española, tutelada por el tardofranquismo, aborda cualquier movimiento que reescriba la historia de los vencedores.

[editar] La intrahistoria

[editar] 'Somos nuestra memoria' (Borges, Cambridge)

La historia personal de mi abuelo cabía hasta hace poco en medio folio. Ese ‘tema’ no se tocaba en casa de mi abuela: la memoria dolía demasiado. Decían que era muy atractivo y simpático. Que sus padres le habían proporcionado una buena formación y que tenía un carácter afable y abierto. Ese puñado de datos se extraían de aquí y de allá, sin precisión, como de pasada. Hubo alguien que sugirió que se casó en Madrid, que estuvo viviendo en Valencia y su esposa contaba que era guardia de asalto, que ‘lo llamaron a Barcelona y ya no lo volví a ver más’.

A fines de los años 50 llegaron a Puertollano (Ciudad Real) unos papeles del gobierno francés; sin dirección y con un nombre incompleto, Manuela. El cartero Sixto, con décadas de profesión, se afanó en buscar a doña María Manuela; conocía que su marido estaba desaparecido y a lo mejor le traía buenas noticias. Ahí supo la familia que Fernando había sido torturado y exterminado por los nazis. Les tradujo la carta un alemán, el señor James, que hacía de intérprete en la Empresa Nacional Calvo Sotelo para el grupo de trabajadores de Alemania que habían venido para mejorar el aprovechamiento de la pizarra bituminosa. Su ayuda y apoyo incondicional a mi abuela fue excepcional: se encargó de todos y cada uno de los trámites burocráticos exigidos y la convenció de que debía acceder a la compensación económica que le ofrecían las autoridades germanas, venciendo la tozudez de Manuela, para quien recibir dinero por el asesinato de su esposo le parecía impúdico, deshonesto.

Para muchas mujeres manchegas en ese momento acabó la espera. Mi abuela se hartó a llorar y, como siempre, en silencio, siguió amándolo, añorándolo, ya sin esperanza alguna. Cuando supo que iba a morir, recogió todos los papeles de ella y de su marido y le pidió a su hija Manoli que ‘se los echara en la tumba’, tal vez en un último gesto de terminar con todo, de no sufrir más. Quedaron olvidadas cuatro cosas, alguna foto, el libro de familia…

Manuela fue otra Colometa, resistente aún por encima de los que buscaron imponerse sobre ella a golpes (Rodoreda, 2007). Tomó decisiones controvertibles que sólo el tiempo nos ha llevado a entender, como la de privar de memoria a sus hijos, como la de negarse permanentemente la posibilidad de sentirse feliz o la de crear alrededor suyo un marco de autismo. El dolor y la opresión fueron asumidos por mi abuela como hechos constitutivos de su propia conciencia, de su voluntad firme de luchar en soledad sin necesidad de recurrir a artificios. Ante un mundo amenazante y torvo, ella no traicionó sus sentimientos ni dejó de mostrar que la vida se le había escapado de entre los dedos sin darse cuenta, como a todos los vencidos, a los abandonados. Manuela apostó por el silencio de la palabra para que, como dice Borges, 'mis días merezcan el olvido' (A un poeta sajón)

[editar] 'Menos tu vientre,/ todo es confuso' (Miguel Hernández, Menos tu vientre)

Fernando paseando junto a su mujer y su hermana, Pilar, por las calles de Madrid.

La biografía de Fernando Ramírez López comienza mucho antes del final trágico de la Segunda República y del exilio, en un pueblecito de La Mancha, en Solana del Pino, cerca de Puertollano. Sus datos de nacimiento, el 18 de abril de 1907, que recogen los documentos oficiales, son erróneos. Tras un rastreo por las partidas de nacimiento durante el mes de abril en el Registro Civil de Solana del Pino no encontramos partida alguna de mi abuelo, sí de Pilar Eugenia Ramírez López, su hermana, una bebé cuyos padres, que vivían en la calle de Arriba, inscriben el martes 22 de abril de 1907 haciendo constar 'que nació en esta villa y domicilio del declarante a las 4 horas del día de hoy del presente mes y año'.

En el deteriorado Libro de Familia de Fernando y Manuela tampoco hallamos datos fiables. En el apartado 'Nacido el día' hay un número 19 que se superpone a un 18 y falta el pedacito de papel donde debieran estar las dos últimas cifras del año. Pero a través de una anotación en el margen izquierdo del Certificado de Nacimiento de Manuela Sánchez-Hermosilla, con fecha 28 de agosto de 1936, cuando los recién casados fueron a Almadén en viaje de novios, sabemos que contrajeron matrimonio en el Juzgado Municipal Nº 5 de Madrid. Según el Acta de Matrimonio Fernando nació el 19 de abril de 1905. Con esta nueva fecha hemos vuelto a indagar en el Registro Civil de Solana del Pino, con la ayuda inestimable de Lidia.

Fernando Eleuterio Ramírez López fue inscripto por su padre, de 29 años de edad y 'estudiante de medicina', el día 19 de abril de 1905 y nació 'a las 12 de la manaña del día anterior diez y ocho del actual' en la calle del Moro, nº 1. Francisco Ramírez Espadas, el abuelo paterno, natural de Andújar, vivía en Puertollano y era maestro de obras, profesión que terminarán teniendo sus dos nietos, Antonio y Fernando.

Los padres de mi abuelo, Fernando Ramírez Torres, practicante de profesión, y su mujer Carmen López Tortosa, ambos oriundos de Linares (Jaen), emigraron a Madrid. Y en Madrid Fernando Ramírez López, que trabajó un tiempo como maestro albañil, pese a que en el Libro de Familia se afirma que era jornalero, se casó el sábado 22 de agosto de 1936, a las 12:25 h., en el Juzgado Municipal Número 5, Distrito del Congreso, apenas un mes después del golpe militar fascista del 18 de julio, cuando en España ya existía el matrimonio civil obligatorio y secularizado, el divorcio, el derecho al voto de la mujer y una decidida voluntad de equiparar los derechos de ambos sexos (Labaca Zabala, 2005). Su mujer, Manuela Sánchez-Hermosilla, analfabeta, como el 38% de las mujeres de la época, trabajaba como niñera en una casa bien, un ámbito, el doméstico, que no se benefició de las leyes republicanas sobre seguros sociales, paro de los cesantes, descanso dominical, jornada laboral de 8 horas… Nació en Almadén el 16 de octubre de 1905; ella tenía 30 años, él 31, cuando contrajeron matrimonio. Eran cónyuges algo más maduros de lo esperado, aunque ‘durante la República la edad media al matrimonio comenzó a retrasarse hasta alcanzar los 28 años en los varones y casi los 26 años en las mujeres’ (Miret Gamundi, 2002: 69) por la inestabilidad social y económica. En junio de 1937 nació su primer hijo, Fernando, en Almadén, y en junio de 1938 el segundo, Manuela, en Alacuás. Fueron días tan felices como el tiempo convulso les dejó ser.

La única fotografía que conservamos de la pareja está tomada en Madrid. Con la inestimable ayuda de Rodolfo Ruiz, del Grupo de Estudios del Frente de Madrid, sabemos que se tomó 'en la Calle Sevilla, dirección Calle Alcalá, en la acera de los pares'. El edificio que se ve al fondo es el de La Unión y el Fénix (calle Alcalá con Virgen de los Peligros), que, según señala Alfredo Garrote Martínez, también de GEFREMA, 'fue el primer rascacielos que se construyó en Madrid'.

Mi abuela Manuela siempre dijo que su marido era guardia de asalto. Fernando Ramírez aparece en La Gaceta de la República, núm. 136: 902-903, el 16 de mayo de 1938, bajo el título: Concediendo el ascenso a Cabo a los Guardias del Cuerpo de Seguridad (Grupo Uniformado) cuyos nombres se mencionan, en el listado de guardias del 7º Grupo de Asalto, que es ascendido a cabo. Partiendo de ese único dato hemos visto que el Cuerpo de Seguridad se reestructura el 8 de enero de 1938 para dar respuesta a las nuevas circunstancias (disponible en web: http://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1938/136/B00902-00903.pdf). Se vuelven fuerzas ‘elásticas’, como dice el Ministro de la Gobernación Julián Zugazagoitia Mendieta, y dan servicio tanto en el manteniendo del orden y seguridad como en cometidos estrictamente militares en el frente. La policía gubernativa militarizada se organiza en 5 Divisiones, la de Barcelona (1ª), la de Madrid (2ª), la de Valencia (3ª), la de Almería (4ª) y la de Ciudad Real (5ª). La que a nosotros nos interesa es la 3ª División o Zona, la que abarcaba Valencia, Castellón, Teruel, Zaragoza y Cuenca, dirigida por el Coronel Armando Sánchez Sánchez, que tenía la 7ª Brigada de asalto compuesta por el 7º, 22º y 31º grupo, bajo las órdenes del Teniente Coronel Domingo González Magán (http://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=7&t=11563&start=60).

Foto en el frente.jpg

Además de este dato, tenemos otro muy esclarecedor: Mi madre, Manuela Ramírez, nació en Alacuás (Valencia), en la calle Pablo Iglesias, nº 38, el 13 de junio de 1938, lo que nos lleva correctamente a ese territorio. En su partida de nacimiento, taraceada de errores, se afirma que su padre era 'Guardia de Seguridad'. Ese lunes 13, el Presidente francés Edouard Daladier cierra los pasos fronterizos ante el éxodo masivo de republicanos.

Alacuás, un municipio con apenas 3.500 habitantes, situado cerca de Valencia capital, estaba gobernado por comunistas y republicanos durante la guerra civil. Allí se vivieron muchos desórdenes, lo que se tradujo en un aumento significativo de las partidas de gasto en Seguridad y Vigilancia en los presupuestos municipales. Cuando el 6 de noviembre del 36 el Ejecutivo de Largo Caballero se traslada a Valencia, las revueltas bajan mucho de intensidad en la región, en tanto el Castillo-Palacio de Alacuás es ocupado por guardias de asalto para satisfacer las necesidades del gobierno central.

El último acta del ayuntamiento democrático de Alacuás, firmada por el Presidente Enrique Martí Mena, es del 26 de junio de 1938 (Martínez Guirao, 1991), 13 días después de nacer Manuela, cuando ya los nacionales estaban bordeando Valencia y aquello se parecía cada vez más a una ratonera. En esas fechas mi tío abuelo Felipe fue por su hermana Manuela, a quien acompañó en el parto su madre Rosa Rodríguez, por la niña en mantillas, que nunca conoció su padre Fernando, y el niño de apenas 12 meses, para buscar refugio en la casa familiar de Almadén. Para todos ellos apenas si comenzaba el dolor, la injusticia y la miseria de quienes pierden la guerra sin que a nadie parezca importarle ni preocuparse por ello.

En el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares el señor Juan José Villar Lijarcio, un excelente profesional, encontró en las nominillas sobre 'haberes, dietas y gratificaciones y gastos del presupuesto' de los cuerpos policiales y fuerzas de Seguridad de la Segunda República dos relaciones de Fernando Ramírez López, que pudieran ser de mi abuelo, aunque aún hemos de pulir los datos:

  1. Nómina de haberes devengados de 1937 del Cuerpo de Seguridad de Valencia, 7º Grupo, 27ª Compañía.
  2. Nómina del personal del 15 de diciembre de 1937 de la oficina de vestuario del Cuerpo de Seguridad de Valencia y del 4º escuadrón de la de Madrid con derecho a subvención del estado para el auxilio de vestuario, 27ª Compañía.

[editar] 'Hoy el amor es muerte,/ y el hombre acecha al hombre' (Miguel Hernández, Canción Primera)

Fernando Ramírez fue parte de esa fuerza policial democrática y de rápida intervención que necesitaba la República. ‘La creación de la “sección de vanguardia”, luego conocida como Guardia de Asalto, se inspiró plenamente en la idea de romper con la sinergia represiva del pasado’ (Palacios Cerezales, 2009: 12 y Núñez Calvo, 2014). Acuciada por terminar con los desórdenes públicos en las ciudades, la quema de conventos, las huelgas salvajes, el pistolerismo, buscaba atenerse a la ley y hacer un uso proporcional de la fuerza para terminar con las algaradas y disturbios.
Manuela Sánchez-Hermosilla Rodríguez

Era un cuerpo formado por gente del pueblo, por proletarios, como lo fue mi abuelo. Pero no debía pasar que ' “la alegría interna del guardia por el triunfo de su clase social” le desviase de mantener la legalidad, puesto que más allá de su “júbilo interno por el triunfo de los candidatos populares”, cada agente “debía obedecer a los resortes del mando” y “de todos es deber calmar los ánimos, sedimentando en los espíritus nobles los legítimos afanes de paz y de concordia’ (Palacios Cerezales, 2009: 29). Pese a los esfuerzos del Ministerio de la Gobernación, las unidades de asalto y vanguardia fueron víctimas de la polarización política y de los pistoleros de ambos bandos, el de los fascistas y el de los republicanos.

En 1936 había 17.660 efectivos, 9.660 Guardias de Asalto y 8.000 de Seguridad, la mitad de ellos concentrados en Barcelona y Madrid. Cuando estalló la guerra, su lealtad hacia el régimen no tuvo apenas fisuras, incluso en Valencia y Málaga los guardias llegaron a sitiar los cuarteles del ejército sublevado hasta derrotarlos. Durante la guerra aumentó el número de efectivos hasta reclutar a 40.000 hombres. En el Decreto de 27 de diciembre del 1936 del Ministro de la gobernación Ángel Galarza los integró en los Cuerpos de Seguridad, aunque siguieron funcionando como fuerzas independientes. Por su disciplina castrense, su excelente preparación y sus medios de combate se convirtió en el cuerpo de élite del Ejército Popular. ‘Fueron utilizados como tropas de choque y especialmente como policía militar, tanto en el frente como en la retaguardia’ (Vargas González, 2003: 6).

[editar] 'Y desde entonces fuego,/ pólvora desde entonces,/ y desde entonces sangre' (Neruda, Explico algunas cosas). CDMH: Fichero 53 de la Sección Político Social

La II República confió en los guardias de asalto por su rigor y su adhesión a los valores democráticos. Dieron apoyo al inicio a las columnas de milicianos y un tiempo después se integraron en las Brigadas mixtas. A raíz de la documentación que le solicitamos al Sr. Hernández Luis, del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca ([email protected]), acerca del Fichero Nº 53 (signatura ES.37274.CDMH/10.8.10.10//DNSD-SECRETARIA,FICHERO,53,R0006303-,R0006309), perteneciente a los fondos de la Delegación Nacional de Servicios Documentales de la Presidencia del Gobierno, epígrafe Represión Política Franquista (http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_servlet?accion=2&txt_id_fondo=116994), se confirma que, como habíamos intuido, Fernando Ramírez sí estaba 'fichado' por Franco y que se enroló voluntariamente en el Cuerpo de Seguridad, en la Unidad de Vanguardia, coincidiendo con el estallido de la guerra, momento en que había 40 grupos de asalto, 4 divisiones y 12 brigadas.

Hay 20 folios de información en el Fichero General de la Sección Político-Social, procedente en su mayor parte de Madrid, bajo la signatura PS-SERIE_MILITAR, 465, y 1 hoja procedente de Barcelona, PS-BARCELONA, 796, que recogen el Expediente Personal del Cabo Fernando Ramírez López elaborado por el Ministerio de Defensa Nacional, S.I.M. (Servicio de Inteligencia Militar), de la II República. Hallamos grosso modo los 'hechos particulares' de mi abuelo en su labor como funcionario, las plantillas en que estuvo, las operaciones de guerra y las funciones que fue asumiendo a lo largo de los 3 años que duró la guerra.

  • CIUDAD LIBRE: 1926
Realizó el Servicio Militar en el Regimiento de Artillería Ligera de Seguridad Nº 1 de Ciudad Real. Soldado para el reemplazo de 1926.
  • CUERPO DE SEGURIDAD DE MADRID: 2 de octubre de 1936 a 22 de noviembre de 1937
Procedente de Milicias, por Orden Circular de 2 de octubre de 1936, toma posesión de su empleo como 'Guardia de nuevo ingreso'.
Es destinado a Madrid, `filiado por el tiempo de cuatro años contados desde el 7 de octubre de 1936’, sometido al Código de Justicia militar y ´únicamente en lo referente a la subordinación debida a los Jefes y Oficiales de la Corporación y a la Disciplina interior’. Percibe una retribución como Guardia del Cuerpo de Seguridad, Sección Asalto, de 3.250 pesetas anuales y 300 más en concepto de indemnización por servicios.
El 7 de octubre se incorpora a su plaza en el 7º grupo de asalto, 27ª Compañía. Concretan aún más: Alta en la Compañía Depósito. 3º grupo. Quinta subdivisión.
Actos bélicos en los que está presente:
1936
5 al 23 de noviembre: Sectores de Villaverde Bajo y Barrio de Usera
4 al 23 de diciembre: Puente de los Franceses y la Cascada.
1937
7 de enero a 14 de febrero: Sector Ciudad Universitaria, tomando parte, entre otras operaciones, en el asalto y la voladura del Hospital Clínico.
26 de febrero a 29 de marzo: Subsector de Rosales, tomando parte en voladura del Instituto Rubio.
10 de abril a 12 de mayo: Sector de Usera.
  • CUERPO DE SEGURIDAD DE VALENCIA: Del 22 de noviembre de 1937 hasta el 6 de abril de 1938.
Cursa baja en la plantilla de Madrid por pase a Valencia el 22 de noviembre. No tenemos datos aún de qué servicios prestó en esta ciudad.
  • CUERPO DE SEGURIDAD DE BARCELONA: Del 4 de abril de 1938 hasta 19 de enero de 1939.
Traslado en cumplimiento de la Orden de la Inspección General de Seguridad del 2 de abril de 1938.
Se incorpora el 4 de abril de 1938, reclamado por Selección.
Ascendido a cabo el 15 de abril de 1938.
Funciones y grupos en los que se integró:
1938
4 de abril: Causa alta en el 40º Grupo, 5ª Compañía de Barcelona, procedente del 7º Grupo de Asalto.
17 de abril: 85ª Compañía, procedente de la 160ª Compañía bis.
15 de julio: 22º Grupo de Vanguardia o Grupo Especial Uniformado, 88ª Compañía. Presta servicios en la Jefatura Principal de Prisiones: Campos de Trabajo.
15 de Agosto: Campo de Trabajo nº 6. Consta un accidente de coche serio en Ruidecols. Estaba situado en Arbeca, comarca de las Las Garrigas, en Lérida. Eran instituciones militares, dependientes del SIM, que surgieron curiosamente en la primavera del 38 en Cataluña, tras la toma de la primera ciudad catalana, Lérida, por Franco el 3 de abril. Lo analizaremos a fondo.
1 de diciembre: Campo de Trabajo nº 3. Seguramente pasó aquí cuando el Campo 6 se anexionó al 3, ubicado en Cabó, comarca del Alto Urgel, en Lérida.
1939
19 de enero: Baja, por Orden General, en la 88ª Compañía por pase a la 178ª Compañía.

Hasta ver este historial militar desconocíamos si era militante o simpatizante de algún partido o/y sindicato. Sin embargo en el informe que prepara de Fernando Ramírez el S.I.M, cuando ya está destinado a Barcelona, se menciona expresamente que la 'organización que avaló el ingreso' fue la U.G.T. Sin embargo en la Fundación Pablo Iglesias y en los Archivos Históricos del PCE no hemos hallado información alguna hasta el momento. De mi abuelo, como de su querido hermano Antonio y su cuñado Robustiano Sánchez-Hermosilla, sabemos que era un hombre íntegro y de hondas convicciones de izquierda. Apenas mes y medio después de su boda, creyó necesario ir al frente con esa obstinación de quien defiende una causa justa, la de la II República. Su sobrina Rosa, hija de Robustiano, ya con 91 años, nos contó hace unos días que fue testigo de cómo su tío se puso el uniforme, pidió algo de ropa a su suegra Rosa y sin esperar a que su mujer regresara, marchó a frenar el fascismo. En aquel tiempo Madrid era bombardeado a diario y el asedio de los golpistas se hizo insoportable. Las esperanzas de una solución pacífica se diluyeron. Ya sólo había espacio para el plan asesino divulgado por el General Mola en el Diario de Navarra: “Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado".

Después de luchar en Madrid, Fernando Ramírez fue trasladado a Valencia, donde su mujer se quedó esperándolo inútilmente, y a Barcelona, ciudades en que se refugió el ejecutivo republicano huyendo de los nacionales. Estuvo en la Campaña de Cataluña a partir de abril del 38 y, por tanto, formó parte del Grupo de Ejércitos de la Región Oriental (GERO) que aunaba los Ejércitos del Ebro y los del Este, aunque su misión allí estuvo centrada en tareas de policía.

Hay una fotografía que hemos conservado de mi abuelo combatiendo en una trinchera, posiblemente durante el asalto a Madrid. Lleva puesto el uniforme de campaña propio de la Guardia de Asalto, originalmente usado por las Compañías de Especialidades: buzo o mono de faena y la gorrilla cuartelera (http://www.sbhac.net/Republica/Victimas/Victimas.htm; http://www.sbhac.net/Republica/Imagenes/Armas/Infanteria/Armas01.htm). Fue miembro, por tanto, de las tropas de choque en el frente de guerra. Por las batallas en que sabemos que estuvo presente en Madrid actuó como soldado de infantería luchando en primera línea de fuego. Por la ametralladora británica Lewis del calibre 0.303. que tiene entre sus manos, típica pieza de los combatientes de vanguardia, de los cuerpos de artilleros que defendían posiciones, es probable que Fernando Ramírez perteneciese a la Compañía de Especialidades del 7º Grupo de Asalto, a la Sección de Ametralladoras.

En la imagen que se conserva de él en el Libro de Familia y que encabeza esta investigación, Fernando viste la americana, la camisa blanca y la corbata propia del Cuerpo de Seguridad, con los emblemas o insignias de la guardia de asalto republicana en las solapas. Quizás la fotografía se añadió después de agosto del 36, momento en que contrajo matrimonio.

[editar] 'Huimos.../ Y huimos para siempre' (Labordeta, Esto fue)

Hasta la llegada de la documentación del CDMH teníamos cuatro apuntes en los que basarnos para reconstruir la vida de Fernando en España, pero ese informe ratifica la veracidad de los pocos datos que manejábamos. Su mujer contaba que lo llamaron a Barcelona y no volvió a saber de él. Ni una carta; ni un mensaje; ‘nunca me escribió’. No entendemos el porqué no pudo comunicarse con ella cuando estuvo en Cataluña, no así cuando emprendió el camino del exilio. Y lo que sí causa extrañeza es el Acta de Fallecimiento ficticia que se hizo en 1948.

En el Libro de Familia y en el Registro Civil de Almadén, Sección 3ª, Libro 70, Folio 90, con fecha 18 de marzo de 1948, aparece fallecido el 20 de febrero de 1939, a las diez y ocho horas, en el Frente de Cataluña 'a consecuencia de heridas de arma de fuego en acción de guerra, según resulta de Carta-orden de la Superioridad’, un día antes del Desfile de la Victoria por la Avenida del Generalísimo de Franco en la ciudad condal.

Acta de Defunción falsa de Fernando.

Por qué se da por muerto al que estaba desaparecido. La respuesta viene unas hojas después en el propio Libro de Familia: el Abono de Subsidio Familiar. En la página 25 aparece la Dirección General de Previsión, Anexo para el Régimen de Subsidios Familiares, de la Delegación de Ciudad Real, donde se subsidia a Manuela, cocinera, y a sus dos hijos huérfanos, con fecha 12 de abril de 1948, por tener al marido fallecido, según ratifican en la Alcaldía de Almadén, con fecha 7/02/1942. A cuánto ascendía la ayuda, a 55 pesetas mensuales pagadas a mes vencido (Subsidios Familiares, 1942: 12)

‘Esas tropas magníficas’ de las que habla Orwell, los guardias de asalto, recibieron la orden el 23 de diciembre de 1938 de reforzar los más de 2000 efectivos que ya había en Barcelona para contrarrestar la ofensiva franquista. Los Ejércitos de la Región Oriental (GERO), las milicias, no pudieron detener el avance. El 24 de enero el gobierno republicano salía de Barcelona y se refugiaba en Figueres. Barcelona se rindió y cuando llegó Franco el 10 de febrero a la frontera, el Gero prácticamente ya no estaba en Cataluña. Junto a los militares, salieron civiles rumbo a Francia. El doctor Negrín aún mantuvo de forma agónica la guerra buscando una salida digna para los derrotados y/o esperando integrar la guerra española en un conflicto internacional. Todo se vino abajo con la traición del coronel Casado y del presidente socialista Julián Besteiro.

Fernando Ramírez López sería parte de la diáspora de gente sin horizonte que entró en Francia en febrero del 39, en lo que se conoció como ‘la gran retirada’. En torno a 465.000 republicanos huyeron de los falangistas, los fusilamientos y la represión. Presos del desaliento, dejando atrás mujer e hijos, cruzaron los Pirineos pasando un frío aterrador y un hambre sin límites. Ni siquiera en su éxodo los dejó en paz Franco. Los consideraba prisioneros de guerra y los acosó de forma inhumana con la aviación italiana y alemana, ametrallándolos, bombardeándolos, ante la mirada impasible de los demócratas europeos.

Francia y la Inglaterra miope y egoísta de Neville Chamberlain decidieron muy pronto no socorrer a la II República y ceder frente a los nazis para evitar la guerra y desactivar la extensión del ideario comunista que, según ellos, vertebraba la lucha de los republicanos españoles. Ambas potencias se convirtieron de facto en cómplices y estrechos colaboradores de los fascistas, de Mussolini, de quien el papa Pío XI dijo que lo envió la Providencia, de Hitler, de Franco y su nacionalcatolicismo, de António de Oliveira Salazar, por su vergonzante política de 'apaciguamiento' y su Pacto de No intervención (Dreyfus-Armand, 1996).

[editar] Europa: historia planificada de la violencia

[editar] En manos francesas: 1939-1940

[editar] Los recintos de alambre para Les rouges en Francia

'A partir del 5 de febrero de 1939, más de 250 000 militares se juntan a los 10 000 heridos, a las 170 000 mujeres y los niños y a los 60 000 civiles llegados desde enero de 1939' (Rafaneau-Boj, 1993: 59). El Informe Vallière, encargado por el gobierno francés, recoge la situación a 9 de marzo del 39: 440.000 exilados, de los cuales hay 40.000 inválidos y 10.000 heridos, 170.000 mujeres, niños y ancianos y 220.000 combatientes.

Información del Centre Historique des Achives de Caen

Francia no fue una tierra de acogida ni de libertad: las tropas ponían en riesgo la paz ignominiosa negociada con el III Reich y el apoyo explícito a Franco. Como narra Carlos Hernández de Miguel (2015), los republicanos españoles son tachados de “extranjeros indeseables” y delincuentes. La campaña gubernamental contra los refugiados fue infame. Azuzaron el miedo al comunismo entre la población y señalaron la carga económica que sería para el erario público mantenerlos (Alted, 2005: cap. 2 y Pike, 2013)

Ante el éxodo masivo, el Ministro Daladier metió a los 'sucios', 'criminales' y 'repulsivos' españoles en campos improvisados de ‘clasificación’, los centres d’accueil, en la montaña o en la playa, en Argelès-sur-Mer, Saint Cyprien, Le Barcarès, en Arles-sur-Tech, Gurs, Prades o Carcasona. No había comida ni agua potable ni mantas ni barracas ni medicina. Allí no había nada; sólo desidia, enfermedad, desprecio y muerte (Chaussec, 1993: 20-43 y Hernández, 2015: 'Muerte y Represión'). Los casos de locura se multiplicaron mientras se enterraba a los miles de muertos en la arena y un camión bordeaba la valla prometiendo perdón a los refugiados que decidieran volver a España (Bocanegra, 2009). Se palían algunas cosas por la entrada de ayuda humanitaria, en especial de la izquierda francesa, los cuáqueros norteamericanos y de los comités del PSOE, POUM, CNT, SIA (Solidaridad Internacional Antifascista), SERE (Servicio de Emigración de los Republicanos Españoles) de Juan Negrín y la JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles) del socialista Indalecio Prieto, y por el reparto de refugiados por México, país de una lealtad y generosidad con los republicanos invaluable, Argentina, la URSS, etc. (Chaussec, 1993: 40-44).

El 24 de febrero los franceses reconocen la dictadura de Franco, cuando aún había un gobierno republicano en suelo español, devuelven al Generalísimo el dinero entregado por Negrín para la ayuda a los refugiados y negocian en Burgos con el dictador cómo neutralizar y represaliar a las tropas del Frente Popular que se habían refugiado en Francia. A los combatientes republicanos les requisan las armas, ésas mismas que luego les dieron para enfrentar a los nazis en sus fronteras, separan a los oficiales de la tropas y los encierran como a criminales en campos de confinamiento, campos alambrados bajo vigilancia de gendarmes y tropas coloniales (argelinos y senegaleses). Al mismo tiempo hacen caso omiso de la ayuda que les pidió el General Vicente Rojo de reorganizar las unidades para que los soldados regresasen a la batalla de España (Febrés, 2014)

Los refugiados civiles tampoco son tratados con generosidad: dispersan a las familias, separan a los hombres en edad de luchar de los que no pueden empuñar un arma y muchos de esos 'ínútiles' sufren el desamparo o el confinamiento. Mediante engaños y llevados por la desesperación, cientos de exiliados retornan a España, donde terminan escondidos, fusilados o en campos de concentración. 3.052 hombres se integran ‘voluntariamente’ en la odiada Legión Extranjera, a cambio de nacionalidad y buenas condiciones de vida, y otros miles, entre los que está Fernando Ramírez, al ser considerados 'válidos', engrosan las largas listas de los campos de concentración. Quizá, por su trayectoria posterior, estuvo en el campo de Barcarès, Saint Cyprien o de Argelès. Habremos de esperar para aportar datos fiables. De momento no se encuentra rastro alguno de él en los campos de internamiento de los Pirineos Orientales, según la carta enviada desde el Service des Archives et de l'Archéologie de Perpignan.

Los republicanos quedaban así indefensos entre un régimen que los mataba si volvían y un Gobierno, el francés, que los despreciaba.

[editar] Las C.T.E.: trata de personas y economía de guerra

Con 275.000 republicanos resistentes a marcharse en los Pirineos, Francia incumple los acuerdos internacionales sobre refugiados políticos y se apresura a plasmar en un Decreto de abril del 39 su estrategia para terminar con la crisis humanitaria y para abordar la guerra inminente con Alemania. Crea las C.T.E, Compañías de Trabajadores Extranjeros, conocidas también como Compañías de Trabajadores Españoles. Cada unidad constaba de unos 250 hombres, con edades comprendidas entre los 20 y 48 años, con uniforme civil e integrados en los cuarteles generales franceses. Con estructura militar, estas compañías daban empleo a refugiados y apátridas por el bien de la République, bajo el mando de oficiales, muchos de ellos en la reserva ( Tronel, 2011, Rafaneau-Boj., 1993: 58 y 122, Hernández, 2015: De indeseables a deseados y Chaussec, 1993: 39 y 49-55).

Tras hacer un inventario de las profesiones y un chequeo médico de estos inesperados esclavos del siglo XX, la gendarmería los escoltaba hasta el puesto de trabajo, aunque no eran prisioneros, y dependían de los generales jefes de cada región militar: ‘Mientras que 40.000 refugiados republicanos son directamente reclutados en los campos para trabajar en la industria (metalurgia, armamento, fábricas de polvo) o en la agricultura, entre 50.000 y 60.000 españoles son integrados en las CTE como prestatarios militares. Participan en la organización defensiva de las fronteras, particularmente sobre la Línea Maginot y cerca de la frontera italiana’ (Damien Chaussec, 1993: 50). En octubre de 1939, con apenas 182.000 refugiados en Francia, el Ministerio de la Defensa Nacional vacía los campos de concentración (Vilar, 2008: 19-20). Hubo más de 100.000 españoles al servicio del Ministerio de la Guerra.

Como explica Alicia Alted Vigil (2005), en Francia buscaron cobijo los refugiados ‘con un nivel socioprofesional más modesto y una gran proporción de militancia anarquista y socialista’ (49). Aún no hemos confirmado en qué campo de concentración fue recluido Fernando Ramírez, lo que sí sabemos es que estuvo en la 15ª Compañía de Trabajadores, sin que conste fecha, número de matrícula ni grado.Tal vez se inscribió en ella coaccionado por las autoridades, huyendo de la hambruna o quizá imaginando que la batalla de España se saldaría cuando las democracias occidentales fueran capaces de imponerse al fascismo. Tenemos una certeza: que, como escribió la revolucionaria Federica Montseny (1959) en Pasión y muerte de los españoles en Francia, sería parte de ese ‘rebaño de parias’, de ‘esa inmensa legión de esclavos’ en que convirtió Francia a los vencidos.

[editar] Desvaríos y torpezas en la Línea Maginot

Del 3 de septiembre de 1939 a mayo del 40 empieza la ‘guerra boba’, ocho meses en los que el ejército francés se moviliza y los refugiados y los apátridas son llevados en masa a las numerosas C.T.E.. Como expresa Carlos Hernández de Miguel (2015: De las huertas a la línea Maginot) más de 20.000 republicanos de las Compañías estaban trabajando en la fortificación de la línea Maginot, a los que se unen los contratados por el período de la guerra que realizan incluso tareas agrícolas (Rafaneau-Borj, 1993: 196). Se calcula que 12.000 estaban en el Primer Frente y otros 30.000 entre la Línea Maginot y el Loira.

Acabamos de recibir una carta postal del Service Historique de la Défense de Caen ([email protected]) que podría cambiar el apunte de la Cruz Roja Internacional acerca de en qué batallón de trabajo estuvo encuadrado mi abuelo. Nos informan que Fernando Ramírez no estuvo en la 15ª C.T.E., sino en la 25ª, situada en el noreste francés, en el Departamento de Mosa, Lorena, un punto estratégico de la ambiciosa y baldía Línea Maginot. Hasta que estos datos no sean confirmados, seguimos trabajando con el informe de la CICR.

Mi abuelo pasó en principio del campo de refugiados a la XVème C.T.E., que pertenecía a la 6ème Armée o 6º Ejército de infantería de los Alpes, que aunaba las Compañías situadas en Dauphiné-Savoie y en Haute Provence-Alpes Maritimes. Fernando Ramírez estaba, por tanto, en L’Ardoise, en Haute Provence-Alpes Maritimes, donde se encontraban también las compañías militarizadas 13, 14, 18, 19, 20, 21, 38, 39 y 40 (Compagnies de Travailleurs Étrangers (Espagnols) 1939-1940, 2016). Pero acabamos de recibir una carta postal del Service Historique de la Défense ([email protected]) que podrían cambiar los datos de la Cruz Roja Internacional.

Parece que la 15ª C.T.E en que se enroló Fernando (así como la 14ª, 59ª, 116ª, 117ª y 118ª) fue llevada hacia agosto del 39 al conocido como ‘sector defensivo de Flandes, el grupo Y’, en la Región Militar 1, Departamento Norte de Francia, para encargarse de las obras de fortificación. Su sede la tenía en Hazebrouck, en la región francesa de Norte-Paso de Calais, a 40 kilómetros de Dunkerque (Españoles en la Segunda Guerra Mundial, 2012).

¿Qué es el ‘sector defensivo de Flandes’?. Un punto estratégico dentro de la línea Maginot, en la frontera franco-belga, entre el Mar del Norte y el área fortificada de Lille. Cuando se declaró la guerra al III Reich, la 15ª C.T.E. de mi abuelo llegó a esta región, junto a las tropas movilizadas, para construir bunkers, torretas, blocaos, rampas, fosas antitanques, .. imaginando los vetustos mandos militares franceses que la II Guerra Mundial iba a ser igual que la Primera, una guerra de posiciones, de defensa estática, donde la línea de 400 km de obstáculos que habían levantado desde 1930 a modo de muralla en las lindes con Alemania podría neutralizar cualquier incursión del enemigo ('Españoles en Maginot', 2005 y Compagnies de Travailleurs Étrangers (Espagnols) 1939-1940, 2016).

Pese a que en el Ejército Francés los republicanos fueron objeto de 'desconfianza, discriminación y desprecio' (Hernández, 2015: De las huertas a la línea Maginot), es necesario recordar que su compromiso con el trabajo, su pericia militar y su entereza moral se ganaron el respeto de algunos mandos y de buena parte de la sociedad civil. No fueron días trágicos: había tabaco, comida, algo de dinero y un trato que, aún siendo desigual, se equiparaba al de los soldados franceses. Pero algo les inquietaba: ser parte de una nueva guerra contra los nazis, unos viejos conocidos de la guerra de España, y tener que enfrentarlos acompañados de un ejército, el francés, sin carácter, incompetente y más dado a pensar que su enemigo verdadero era la URSS, no Alemania (Los olvidados de la Línea Maginot, 2015 y Hernández, 2015: De las huertas a la línea Maginot).

Mientras la Alemania de Wehrmacht paseaba por los Países Bajos el 10 de mayo, cerca de 1 millón de tropas aliadas se concentraban el 18 y 19 de mayo en la frontera franco/belga. El 26 estalló la guerra, desarrollada según el Plan de Weygand, a lo largo de la correa de Cassel, con el apoyo de unidades británicas, 500.000 franceses movilizados y muchos republicanos españoles de los batallones de trabajo, la mayor parte de ellos muy mal equipados, con pistolas y casacas azules de la Gran Guerra y sin casco que les protegiese la cabeza.

[editar] Vino tinto contra metanfetaminas de cristal. La firma del armisticio

En la llamada Guerra Relámpago, Blitzkrieg, los franceses, a golpe de vino tinto, subyugados por el dicho que recuerda el superviviente Paco Griéguez de que ’si no hay vino, no hay guerra’ (Hernández, 2015: De las huertas a la linea Maginot) iban rindiéndose desordenadamente ante un enemigo mejor preparado, fuertemente ideologizado y mucho más drogado. Los alemanes, con sus 35 millones de dosis de metanfetamina repartidas en el ejército de Wehrmacht, con el Pervitin y el Isophan, no sentían nada, ni sueño ni hambre ni frío ni dolor. La euforia les hacía matar más y mejor. Muchas de las decisiones del stablisment nazi se clarifican si atendemos a razones farmacológicas en lugar de causas ideológicas (Ohler, 2016 y Álvarez, 2015).

El 1 de junio de 1940 la guerra estaba perdida, en medio de una gran masacre, del desconcierto general del ejército aliado y del desamparo absoluto de los refugiados integrantes de las C.T.E.. Se impuso la huida de los aliados y la desbandada de unos oficiales franceses dominados por el marchamo de la Primera Guerra e incapaces de agarrarse a alguna acción inteligente, como hubiera sido aprovechar la experiencia de los soldados españoles, ya curtidos en combates con italianos, alemanes y falangistas. Casi medio millón de militares quedaron cercados por los nazis en las playas de Dunkerque. En medio de bombardeos y fuego de artillería, los ingleses, franceses, holandeses y belgas pugnaban de forma poco heroica por subirse a los barcos de la Royal Navy, camino de Inglaterra, dentro de la conocida como Operación Dynamo. Las unidades militarizadas de trabajadores de las C.T.E., junto a los destructores y al armamento pesado, fueron abandonados a su suerte en el puerto, en las dunas de la playa. Los republicanos españoles, pese a haber luchado codo con codo con las tropas aliadas para derrotar al fascismo y pagarles el salario el Ministerio de la Guerra, no fueron evacuados porque no se los consideraba militares. Los británicos lograron embarcar a Reino Unido a 340.000 hombres. Sólo iban un puñado de españoles, la mayor parte de la Legión, en sus barcos; otra parte pequeña improvisó barcazas para salir de aquella carnicería, pero la suerte no les acompañó.

El capitán de artillería Robert Jean Eugène Noiret en un informe al Ministerio en septiembre de 1941 da datos pormenorizados sobre cómo actuaron los 1.500 hombres de las 6 Compañías de Trabajadores españoles que estaban bajo su mando (9, 15 -la de mi abuelo-, 59, 116, 117, 118), además de 2 internacionales, durante los combates de Dunkerque entre el 21 de mayo y el 4 de junio. De los republicanos afirma que tuvieron un comportamiento modélico, de gran integridad y fortaleza ante la brutal acometida de la Wehrmacht. Frente al abandono en que los dejó el 148 Regimiento de Infantería francés en Loon-Plage, los españoles defendieron el lugar de los ataques el 23 de mayo con algunas armas que fueron encontrando y luego, el 29, se encaminaron a las dunas de las playas del Mar del Norte y adecentaron Bray-Dunes durante días: lo limpiaron, extingieron incendios, quitaron restos de material de guerra, etc. pese a las innumerables bajas y los bombardeos permanentes. El 3 de junio ya los ataques se cobraron muchas víctimas. De cualquier forma no hubo otra cosa que combates de repliegue, sólo para permitir minimizar daños, para evitar una matanza mayor que la que ya se estaba produciendo en la posiciones de Bray-les-Dunes. El 4 de junio las compañías del capitán Noiret fueron apresadas por los alemanes entre las 6:30 y las 7:30 en las dunas. Él es consciente de que les pudo haber dado la orden a sus hombres de dispersarse y, sin embargo, no lo hizo (Hernández, 2015: De las huertas a la línea Maginot y Francia condena a muerte a los españoles)

340.000 evacuados a Reino Unido, 124.000 soldados franceses fallecidos, miles de refugiados muertos, abandonados. Francia fue derrotada y dejó hacer a Alemania. Hitler consumó su venganza con la firma del armisticio el 22 de junio de 1940 con Philippe Pétain en el mismo tren y el mismo asiento en que habían estado los humillados alemanes en noviembre de 1918. El Mariscal cede a los alemanes el 60% de Francia, conocida como la zona ocupada, y el resto del territorio, la zona libre, queda bajo el régimen de Vichy. 40.000 republicanos quedaron en suelo francés ocupado y fueron obligados a servir en batallones de trabajo.

En la Francia de Vichy no había espacio alguno para los españoles; para mi abuelo tampoco (Chaussec, 1993: 51 y Rolland,1986). Miles de republicanos fueron hechos prisioneros por el III Reich y llevados a campos de prisioneros de guerra nazis. Los que lucharon, como Fernando Ramírez Sánchez, en los batallones de trabajadores del capitán Noiret acabaron en su mayoría en Mauthausen. 2000 fueron apresados en Dunkerque. Cuando el oficial francés pedía el 30 de septiembre de 1941 a sus superiores que sus tropas españolas de las C.T.E fueran condecoradas por su abnegación y coraje, muchos de esos hombres ya habían sido asesinados por los alemanes o lo serían muy pronto (Hernández, 2015: Francia condena a muerte a los españoles).

[editar] En manos alemanas: 1940-1941

[editar] El campo del frente: Frontstalag 140, Bezirk (Distrito) Nº VI, Matrícula 8616, Lista Nº 34 del 21-10-40

‘Millares de Españoles, incorporados en las CTE empleadas en la fortificación de la Línea Maginot o los contratados por el período de la guerra y dirigidos hacia el Este, participan en los combates (...). Sobre los 20 000 trabajadores repartidos en los sectores amenazados del Norte y del Este, solamente 8 000 alcanzarán Dunkerque’ (Chaussec, 52-53). A partir de mayo de 1940 el ejército del III Reich comienza a apresar a miles de combatientes de la España roja (Rotspanien Kämpfer) que estaban en territorio francés. Los interna en los stalags, campos de detención en el frente, que servirán de centros logísticos para las masivas deportaciones a campos de extermino de los meses posteriores, mientras se les forzaba a realizar (Kriegsgefangenenlager: Liste, 2014).

La suerte para los republicanos españoles exilados empeoró día a día. La Francia xenófoba y ultracatólica del Mariscal Pétain y la Inglaterra retrógrada del glorioso De Gaulle odiaban más a los 'comunistas' españoles que a los propios fascistas. Además el Führer y Franco mantenían una estrecha colaboración desde 1938. Había fluidez en el diálogo entre el General Severiano Martínez Anido, Ministro de Orden Público, y Himmler, el líder de las SS, para neutralizar y eliminar a los 'enemigos del estado' de forma coordinada (Ros Agudo, 2002). Detrás de las cloacas de ambos estados estaban la Falange Española y el Partido Nazi, la Gestapo y la policía fascista española de la Brigada Político-social, con su sección 'Antimarxista' y su tendencia a confiscar bienes y vidas (Navarro, 2003 y Pike, 2015: Los primeros contingentes españoles).

A los stalags alemanes sólo iban militares, tropa y suboficiales básicamente. Los españoles compartían prisión con los ingleses, franceses, belgas y holandeses. Tenían unas condiciones de vida bastante aceptables, porque la autoridad era militar y se regían por las normas recogidas en la Convención de Ginebra de 1929, aunque eran los parias de estos campos. Los nazis capturaron a más de 13000 combatientes españoles en la Línea Maginot.

El Frontstalag 140 en que aparece mi abuelo en una lista del 21 de octubre de 1940 estaba situado en el este de Francia, en el castillo de Belfort, junto a la frontera suiza. Allí encerraron a los republicanos que participaron en el cerco de Dunkerque, a los integrados en la 15ª C.T.E., como mi abuelo, y a los que estaban en los batallones de trabajo militarizados de Belfort y del sector estratégico vecino de Vosgos. No sabemos qué sucedió durante los 5 meses que transcurrieron entre junio, cuando se rinden las tropas aliadas, y fines de octubre, momento en que registran a todos los presos en el Frontstalag 140. Lo único cierto es que el Frontstalag 140 no se abre hasta septiembre de 1940. Estamos a la espera de mayor información del Archivo de Víctimas que tiene el Ministère de la Défense, Service historique de la Défense, de Caen.

Por el acuerdo bilateral con Alemania, la dictadura franquista amparó las deportaciones, las vejaciones y asesinatos de españoles en los campos de concentración nazis a partir de agosto de 1940, quitándoles incluso el derecho de ser españoles. El gobierno de Franco elaboró para Adolf Hitler listas con hasta 6.000 nombres judíos residentes en España para entregárselos a sus verdugos, dejó que la Gestapo vigilara y detuviera a alemanes de las Brigadas Internacionales en suelo español e incluso mandó secuestrar a personas significadas de la II República para desquitarse y llevar a cabo su miserable venganza (Campom, 2014, Hernández de Miguel, 2015 y Gil Camino, 2014/15).

El exterminio de los republicanos españoles fue una acción planificada que se gestó entre agosto y octubre de 1940. Un año antes de que se urdiera el plan contra los infortunados judíos, el 20 de enero de 1942, para los rojos republicanos se buscó la 'solución final' (Endlösung) acorde a su delito: la defensa de las libertades y del sistema democrático republicano. El 20 de agosto de 1940 la Embajada de Alemania pregunta al Ministerio de Asuntos Exteriores español qué hacía con los 2.000 prisioneros de guerra que tenía en Angulema. Una semana después, el 28, los nazis vuelven a preguntar por los soldados y por los 100.000 refugiados españoles que estaban repartidos por el sur de Francia. Y aún hay dos cartas más, una con fecha 13 de septiembre y otra del 3 octubre. En realidad en la cumbre hispano-alemana de mediados de septiembre en Berlín se sella la alineación de Franco con las potencias del Eje y la deportación masiva, la desaparición forzada y el asesinato sistemático de los republicanos.

Quiénes fueron los artífices del genocidio: el falangista Ramón Serrano Suñer, Ministro de Gobernación e Interior, en representación del Caudillo, y Hitler, acompañado de los gerifaltes nazis, el Reichsführer-SS (comandante en jefe del ejército nazi) Heinrich Himmler, el lugarteniente del Führer, Hermann Göring, drogadicto y asesino como su jefe y creador de la Gestapo, el SS-Obergruppenführer y general de la Policía Reinhard Heydrich, el Ministro de Asuntos Exteriores Joachim von Ribbentrop, el Ministro de Propaganda Joseph Goebbels y el Ministro de Interior Wilhelm Frick. Un día después de la reunión de Suñer con Himmler y dos días después del encuentro con el Führer, el 25 de septiembre de 1940 se emite la orden para comenzar con el traslado de presos españoles a campos de exterminio, lejos de los ojos de la Cruz Roja Internacional y del cumplimiento de la Convención de Ginebra. Reinhard Heydrich firmó el mandato: 'Dentro de los extranjeros combatientes rojos de la guerra de España, en lo que se refiere a los súbditos españoles, procede directamente su traslado a un campo de concentración del Reich tras envío de un listado en doble ejemplar al Departamento IV A 2 del RSHA' (citado por Mayor Ferrándiz, 2014: 3).

La crueldad sórdida y la falta de piedad de los vencedores del bando nacional con los republicanos no conoció límites. La Gestapo, con la inestimable ayuda francesa, secuestró en Francia a hombres señeros de la España democrática: a Lluìs Companys, Joan Peiró Belis, Julián Zugazagoitia, Cipriano Rivas Cheriff, cuñado de Azaña, Francisco Cruz Salido ... y los extraditó a España. El Generalísimo se encargó de llevarlos a la Dirección General de Seguridad, de torturarlos, de ajusticiarlos y de fusilarlos para escarmiento de los que aún defendían los valores constitucionales. La profilaxis en la Península estaba en marcha: purgas, centenares de campos de concentración repartidos por España a los que había que sumar los alemanes, juicios sumarísimos, sin garantías, desapariciones... reducían a los opositores al régimen fascista e impedían cualquier reconciliación entre las dos Españas (Reig Tapia, 1985). Además de cazar por orden del régimen franquista a los opositores, la policía secreta de Alemania entró a los stalags de la zona ocupada para extraer las raíces del mal, para separar a los contagiosos rotspanier del resto de soldados y deportarlos a Mauthausen y a otros campos de la muerte. Según demuestra Carlos Hernández, Francisco Franco estaba informado 'puntualmente', "Hitler hizo el trabajo sucio a Franco para que el dictador español se pudiera librar de los ciudadanos que consideraba sería peligroso que volvieran a España" (Domínguez, 2015). A la famosa reunión de Hendaya el 23 de octubre del Führer y Franco, se suma otro encuentro a mediados de octubre entre el Caudillo y Serrano Suñer con Himmler, jefe de la SS, y Heinrich Müller, jefe de la Gestapo, donde parece que se rubrica el acuerdo de 'no retorno' de los enemigos del nacionalsocialismo. Con los españoles ya se estaba ensayando el procedimiento Noche y Niebla.

La mayor parte de compatriotas corrió la misma suerte que Fernando Ramírez López. Fueron fichados, fotografiados, incluso desnudos, interrogados y a menudo sufrieron torturas indescriptibles por la Gestapo para ser deportados en vagones de ganado al Stalag XI B de Fallingbostel y después a Mathausen (Calvo, 2009 : 'Etapas de la deportación republicana'). Ya no eran combatientes republicanos ni militares de una C.T.E. del Ejército Francés, aunque desarrollaron las tareas más duras, ahora eran apátridas y presos políticos. A ellos no se les permitió refugiarse en México ni estar en la zona ocupada francesa en campos de concentración. Por qué, porque el propósito era desintegrar su personalidad, desarraigarlos de su tierra, de su familia, de sus principios para después dejarlos en un estado tal de abatimiento y sentimiento de fragmentación de sí mismos, de irrealidad, que hasta la muerte resultaba un regalo (Kordon et al., 1988: 95-107, Pick, 2014 y Pichardo Reyes, 2001).

La necesidad de matar física y emocionalmente a los enemigos del nuevo estado se sustenta en múltiples pilares:

  1. La concepción eugenésica.
  2. La exigencia de higiene política y racial ario-nórdica.
  3. El apuntalamiento de la ideología ultranacionalista, autoritaria y excluyente
  4. Y la necesidad de imponer su imperio totalitario y unitario sin un atisbo de disidencia.

Las SS, los paramilitares del Partido Nazi, y buena parte de la burguesía y pueblo alemán eran conscientes de este régimen criminal, donde la legalidad se torcía para sostener y acelerar la maquinaría de terror y extermio. Tras judíos y rusos, los combatientes españoles despertaban el odio visceral de la comunidad germánica nazi. España, por ser bolcheviques, los hizo 'apátridas' y Alemania, por rojos e indignos, no los consideraba ni humanos. Así les fue más sencillo matar. Amparados en la 'obediencia debida', la superioridad de los Übermenschen (superhombres) ante los Untermenschen (subhumanos) y la sacrosanta disciplina, muchos ciudadanos corrientes asesinaron sin pudor y dieron carta de normalidad a la barbarie (Goldhagen, 1997). Después, al final de la guerra, buscaron ocultar sus crímenes destruyendo pruebas, rompiendo documentos, archivos, escondiendo los cuerpos escuálidos de sus víctimas, apuntando incluso en sus Libros de la Muerte que los hombres morían por 'causas naturales', en lugar de por una inyección de bencina en el corazón o una ducha helada..

Algunos republicanos protagonizaron heroicas acciones en la Batalla de Francia, como los integrantes de ‘La Nueve’, pero gente como mi abuelo tuvieron un destino trágico a secas, cargado de dolor y alejado de las hazañas que recuerdan los libros de Historia. Otros simplemente se suicidaron, se dejaron morir o se volvieron locos al ver cómo su situación se degradaba y no había más esperanza que la pérdida de identidad y la sumisión ante la desgracia permanente (Llor Serra, 2014).

[editar] 'Nos dieron de comer que era lo principal' (Castejón): Stalag XI-B, Matrícula 87773, Lista nº mg. 874

La Gestapo trasladó a Fernando Ramírez López y a cientos de soldados españoles más al Stalag XI-B, en los alrededores de Fallingbostel, un mero lugar de paso para llegar a Mauthausen (Stalag XIB/357, 2005). Era un campo de prisioneros de guerra, del Distrito Militar XI de Hannover, en la Baja Sajonia. A los republicanos no se los trató como a los belgas o a los ingleses. No fueron a trabajos forzados y después, enfermos, retornaron a un stalag, sino que pasaron a campos de Grado III, a centros donde no estaba contemplado el regreso. Sin protección jurídica alguna en la Francia de Vichy y en la España de Franco, con la complicidad de los oficiales y policías franceses, con la simpatía británica por el bando sublevado, con una Rusia luchando aislada y poniendo finalmente millones de muertos, con el estigma de haber perdido dos guerras, sin tener siquiera patria, 9.328 republicanos llegaron a los campos de concentración con la orden de Franco de exterminarlos; 7.532 de ellos fueron destinados a Mauthausen: sobrevivieron 2.716 (Hernandez 2015; Pato, 2015 y http://deportados.es/culpables-responsabilidad-franquista). Los acuerdos de septiembre del 40 se estaban implementando.

En Fallingbostel, con el recrudecimiento de la guerra, murieron miles de prisioneros entre el 41 y el 42 por el hacinamiento, el frío y el hambre que condujo a una epidemia de tifus. Pero "el calandino P. Castejón Aznar recogía en sus memorias que «En el Stalag XI-B nos trataron bien, porque nos dieron de comer que era lo principal y no nos pegaban» (citado por Calvo, 2009). Desde este centro de operaciones salieron para Mauthausen 5 grandes transportes con un total de 1.700 republicanos. Fernando Ramírez y 1.505 españoles más, según la información que me ha proporcionado Ms. Kniefacz del Archivo del Memorial de Mauthause, entre los que estaba Francesc Boix, fueron trasladados en un convoy el 25 de Enero de 1941 desde el Stalag XI B al campo de exterminio austriaco. Estos españoles, casi todos pertenecientes a las compañías militarizadas de trabajadores situadas en el Departamnto Norte, Distrito de Dunkerque, y en el noreste francés, en el Departamento de Vosgos y la zona vecina de Belfort (región del Franco Condado), habían estado también juntos en el Frontstalag 140 de Belfort. Por error metieron en este tren a 30 prisioneros de guerra franceses, 3 polacos y un ruso, apresados también en junio de 1940, pero corrieron mejor suerte que los republicanos. LLegaron al amanecer a Mauthausen, tras dos días de terrible viaje, el 27 de enero. Fue el grupo más numeroso de deportados republicanos a un campo de la muerte.

[editar] ‘Esto es ser hombre: horror a manos llenas’ (Blas de Otero, Hombre): Mauthausen, Matrícula 6125 (27/01/1941-20/10/1941)

Mi agradecimiento a Katharina Kniefacz, del Memorial de Mauthausen

En la Declaración de Francesc Boix en Nuremberg nos damos cuenta de que los combatientes republicanos antifascistas que estuvieron 'en los batallones de infantería, en la legión francesa, en el regimiento de pioneros adjunto al Ejército al que pertenecía', fueron atrapados, como él mismo y mi abuelo, en la zona de Belfort por los alemanes y fueron plenamente conscientes del destino trágico que les esperaba. Como dice Boix ‘nos pusieron con los judíos como miembros de un orden inferior de la Humanidad. Fuimos prisioneros de guerra durante seis meses, y después nos enteramos de que el Ministro de Exteriores se había entrevistado con Hitler para discutir la cuestión de los extranjeros y otros asuntos’ (Equipo Nizkor, en http://www.nizkor.org/hweb/imt/tgmwc/tgmwc-05/tgmwc-05-44-09-sp.html). Ese octubre del 40 se une a octubre del 41, cuando llegan órdenes a Mauthausen de acelerar las matanzas de españoles: entre noviembre y diciembre fallecen 1.676 españoles en Gusen. Y eso que en principio no era un campo de exterminio (Vernichtungslager).

Sobre las penalidades y el infierno que vivieron los republicanos capturados mayoritariamente por el ejército de Wehrmacht en Mauthausen hay excelente información: El triángulo azul de los apátridas con la S de Spanier; las palizas; la alambrada electrificada; los camiones fantasma; los túneles de dinamita; los robos constantes; el boyante complejo industrial de las SS con su cantera de granito y sus 186 peldaños de Gusen; los siniestros kapos; las vejaciones continuas; esa desnudez violenta; esa deshumanización del hombre (Amat-Piniella, 2014; Pato, 2015 y Pike, 2015: Mauthausen, Categoría Tres).

Como bien describe Anne Amiel ‘en los campos de concentración la dominación se efectúa en tres etapas: la muerte de la persona jurídica, luego de la persona moral y por fin de la identidad única de cada uno. El primer estado es el que prepara la fabricación de los apátridas […] El segundo se consigue volviendo imposible el martirio, convirtiendo a la muerte en anónima y sin significado, […] organizando el olvido. El último estadio es la transformación del individuo en un ‘manojo de reacciones’, el triunfo del sistema pues destruir la individualidad es destruir la espontaneidad, el poder que tiene el hombre de comenzar algo nuevo a partir de sus propios recursos’ (2000: 35-36).

‘Entre los 12 000 españoles deportados de Francia, menos de 2 000 sobrevivieron a la Deportación. Teniendo en cuenta las pérdidas militares y defunciones engendradas por la represión franco alemana (campos de internamiento francés, campos de concentración nazis, resistentes, ejecuciones), por lo menos 20 000 españoles refugiados en Francia perecieron lejos de su tierra natal, para que un día, sus niños puedan vivir en una España libre’ (Chaussec, 92). El Reichsführer de las SS, Heinrich Himmler, mandó que todos los voluntarios de guerra españoles fueran confinados bajo custodia protectora (Schutzhaft). Y qué significaba eso, que la Gestapo podía identificar y arrestar a una persona, de 'forma legal', sin que hubiera cometido delito alguno contemplado en la ley. En efecto, a partir de un decreto de 27 de febrero del 33 en Alemania se autoriza a las fuerzas policiales a detener a cualquier individuo que sea sospechoso de contravenir la ideología nacionalsocialista, a cualquier oponente, incluso en el caso de que hubiera sido absuelto por los tribunales o hubiera cumplido condena, y se los interna en campos de concentración, no en cárceles comunes o/y militares, de forma indefinida, al albur de los guardianes y sin contacto alguno con el exterior. Al principio los custodian las Tropas de Asalto del ejército del partido nazi y después las SS (Prieto Navarro, 2014: 183-209). Es otra expresión más del terror del régimen nazi que, sin embargo, contó con el apoyo mayoritario del pueblo alemán (Campderrich Bravo, 2014: 38-39 y Goldhagen, 1997), alejado de la moral burguesa y del liberalismo constitucional (Prieto Navarro, 2014: 193) .

Unos 7.532 republicanos llegaron a Mauthausen y ya en 1942 habían sido exterminados 4.400, víctimas del hambre, del maltrato y las penurias o del asesinato directo de las SS; otros 350 están desaparecidos. En este campo de la muerte hay registradas tan sólo 40.000 muertes de presos checoslovacos, rusos, judíos, polacos, italianos, gitanos, testigos de Jehová..., 4.816 son de españoles. Sin embargo, se calcula que murieron 140.000 personas (Wingeate Pike, 2003). El Comité Español de Resistencia se formó en verano del 41 y logró atenuar la dureza y el maltrato permanente de los luchadores republicanos en Mauthausen. Del Comité salieron los 1000 negativos fotográficos del joven Francesc Boix, archivos que prueban el holocausto y un listado de 4.214 españoles asesinados en Mauthausen-Gusen, donde consta fecha de la muerte y el lugar de nacimiento de cada preso. 516 de esos asesinados habían nacido en Castilla La Mancha, 'una tierra militarmente derrotada', como dice Oliver Olmo (2004: 1), muy castigada por el hambre, las desigualdades y los fascistas de todo signo (Bermejo Sánchez, 2015 y Delgado Bedmar, 2014). El número de ciudarrealeños fallecidos, sobre todo en Gusen, es alarmante, cerca de 103, para una tierra despoblada y baldía.

De mi abuelo no tenemos información alguna; nada de esos 8 meses que pasó en Mauthausen y de los 40 días de Gusen, separado de cuanto amaba y sometido al hambre programada y al exterminio por el trabajo. Mag. Katharina Kniefacz, quien me ha prestado un apoyo incondicional desde el inicio de esta investigación con su incansasable rastreo de datos en el Archiv der KZ-Gedenkstätte Mauthausen, nos certifica cuatro hechos: que apuntaron la profesión de Fernando Ramírez, Maurer, albañil, lo que nos hace suponer que estaría en algún kommando de albañiles, de esos que levantaron con su sangre cada piedra de los campos de exterminio, que su Matrícula era la 6125, que tenía el apunte 1148 en el Registro del campo y que su Categoría era Rotspanier, es decir, Red Spanish War Volunteer. No tenemos más información que podamos aportar. Las fichas personales, las Häftlings-Personal-Karten, según nos ha explicado la señora Kniefacz, donde se anotaba el batallón de trabajo del preso, 'were generally destroyed after the prisoner’s death'. Tampoco hay apunte alguno sobre las barracas en que estuvo ni se conserva su fotografía, pese a que el Departamento Político de las SS los retrataba, porque 'were destroyed by the SS at the dawn of the camps liberation'.

[editar] '¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos./ Y descansar: morir' (Gabriel Celaya, Biografía): Gusen, Matrícula 13644 (20/10/1941-29/11/1941)

Himmler aprendió, tras gasear o matar de inanición a miles de discapacitados, esquizofrénicos, homosexuales, alcohólicos, viejos... en un número tan irreal que aún está por determinar que los campos de la muerte habían de estar fuera de suelo alemán, para no levantar críticas innecesarias, para no molestar, para que no se viera (Hernández de Miguel, 2015: 'Eutanasia, un asesino edulcorado' y 'De la T4 al tratamiento especial 14f13'). A 4,5 km al oeste de Mauthausen, se abrió otro subcampo, Gusen, a orillas del Danubio, conocido como el Rotspanien Kämpfer (Campo del Combatiente Español Rojo) y por ser ‘El infierno de los infiernos’. Además de a la explotación de granito y cristal de roca y al trabajo en la industria armamentística, el SS-Hauptsturmführer Karl Chmielewski, comandante de Gusen, ignorante, borracho y sádico, se dedicó con ahínco a eliminar a los enemigos del Reich, a la gente enferma o 'inútil' en sus 32 barracas. El curso de capacitación ya lo tenían, él, las SS y la comunidad médica con la eutanasia de los individuos 'defectuosos'. Polacos, rusos, españoles, gitanos, judíos fueron ejecutados siguiendo un protocolo que provoca hasta incredulidad por su vileza e ignominia (Pike, 2015: Gusen, el anexo).

Los cautivos vivieron bajo la sevicia y la intimidación permanentes, sin derecho a descansar, sin comida, sin atención médica, expuestos al frío punzante con un simple pijama, martirizados con los experimentos médicos, asumiendo golpizas, pendientes de no desfallecer para no ser eliminados y respirando ese olor persistente a muerte. Todos los días del año se asesinaba, todos sin excepción, así fuera Navidades, Fin de Año, Reyes. No hubo nunca descanso para la violencia ni espacio para revelarse. El día 24 de abril de 1945 cercenaron la vida del último español. La tragedia, sin embargo, había comenzado muchos años atrás, el 26 de agosto de 1940, cuando mataron al andaluz José Marfil Escalona, matriculado con el número 3394.

Wilhem Frick, perteneciente al Partido Nacionalsocialista alemán y Ministro de Interior de Hitler, declaró en una entrevista en los juicios de Núremberg que 'la falta de moderación de Hitler era un defecto'. Tanto es así que 'era tan terco que sólo escuchaba a Bormann y a Himmler, y los dos eran criminales de la peor calaña' (Goldensohn, 2008: 82-87). EL 15 de octubre de 1941, el lugarteniente de Heinrich Himmler, el SS- Brigadeführer Richard Glücks, inspector de los campos de exterminio y comandante de las SS-Totenkopfverbände, las unidades de la Calavera que custodiaban y administraban los campos de concentración, y el SS-Obersturmbannführer (teniente general) Hans Kammler, ingeniero civil que dirigió las instalaciones de armamento y la construcción de crematorios y cámaras de gas en los campos, visitan Mauthausen. Inmediatamente después se produce un golpe de timón que acelera el proyecto de terrorismo de estado que los nazis y los franquistas habían fraguado clandestinamente contra los republicanos españoles.

El lunes 20 de octubre del 41, 5 días después de la visita de Glücks y Kammler, Fernando Ramírez López fue transferido a Gusen formando parte de un grupo de 1277 prisioneros, 958 de los cuales eran españoles (signatura AMM/2.2.7.2.). A lo largo del mes de octubre mandaron al subcampo a unos 2.000 españoles que fueron 'eliminados con una rapidez vertiginosa' porque, según cuenta Ricardo Rico, 'los pocos empleos y oficios del Campo habían sido ya cubiertos con expediciones anteriores'. Noviembre, diciembre y enero fueron meses de concreción del genocidio en Gusen, de trabajo extenuante en la cantera, de incineraciones, de eutanasia disfrazada de muerte natural, de uso desmedido del poder para asolar cualquier resistencia a su proyecto totalitario.

Mi abuelo, siempre tan abocado a la tragedia, no logró contribuir a que esas clases sociales e instituciones que habían detentado secularmente el poder dejaran paso a un nuevo statu quo de mayor igualdad, libertad y reparto de las riquezas. Pese a culminar la marcha despiadada de 5 kilómetros que separaba Mauthausen de Gusen, de ayudarse entre los compañeros para no ser carcomidos por los perros y golpeados brutalmente por los guardias, la realidad permaneció inalterable: Gusen era el camino al infierno y España continuó con su ilación de violencias durante 4 décadas. En ese trayecto empinado debió ver la cara a la muerte y debió sentir cómo se entronizaba la indignidad de los vencedores y su plan asesino. Él fue uno de los 'sin gorro' a los que sacrificaron con una brutalidad insoslayable en apenas dos meses. Sobraba tanta mano de obra esclava con la llegada del contigente soviético que el grupo de españoles, debilitado por años de lucha en los frentes, por las compañías francesas, por la desnutrición, por el encarnizamiento permanente fue devastado.

Fernando Ramírez cumplió su ciclo: entre Mauthausen y Gusen 'duró' 10 meses, uno más del tiempo que los dirigentes de las DEST y DAW, las empresas de las SS, juzgaban que debía vivir un reo para sacarle un beneficio de 1.431 marcos, a razón de '6 marcos al día y unos gastos en alimentación y vestuario de no más de 70 peniques' (Hernández, 2015: El emporio de Himmler ). Tal vez en octubre cometió el error de enfermar y puso en riesgo la rentabilidad de las empresas alemanas o fue asesinado para evitar el hacinamiento y dejar espacio a los hombres de refresco del Frente Oriental. Incluso pudo morir por los postulados simplistas y tendenciosos nazis acerca de los antifascistas españoles. Pensaban, como Mola, Franco, Calvo Sotelo, que todos eran comunistas revolucionarios que no se habían ganado el derecho a vivir. Ellos estaban allí para acabar con el comunismo, esa enfermedad infecciosa aún peor que el judaísmo, para erradicar el mal sin cargos de conciencia, haciendo sentir a las víctimas que cuanto les sucedía era por su culpa.

Fernando Ramírez López fallece el 29 de noviembre de 1941, un día sábado, a las 6:30 a.m., por Eitr[ige] Herzfellentzündung (pleuresía cardíaca). Pero, como me expresó Mag. Katharina Kniefacz: "Please note that the given cause of death does not necessarily correlate with the actual reasons for the prisoner’s demise. Often murders were disguised as ‘natural cases of death’". El origen de su muerte, la pericarditis, puede ser otra falsificación de la realidad, otro embuste de los criminales del campo para camuflar un asesinato. 'Cuando pasé el tifus, [cuenta Jesús Tello], en la barraca 32 de Gusen morían a patadas. A la una de la mañana entraba un camión y nos decían que íbamos al hospital para curarnos. Les metían una inyección de gasolina y morían' (Campo, 2010). En la Siberia austriaca la muerte campaba a sus anchas desde octubre: la tuberculosis, la neumonía, el tifus, ... se hacían invencibles en los cuerpos escuálidos de los republicanos. Si no fallecían de eso, lo hacían por la sobrecarga psíquica y física de tantos años de hambre, soledad y maltrato, por la inhalación de monóxido de carbono, por la gravedad de los golpes, por las canteras. El 29 de noviembre exterminaron a 56 españoles.

No se hizo nada en Gusen que no estuviese previsto. Guardias, paramilitares, personal sanitario, administrativos, kapos... eran el esqueleto necesario para llevar a cabo los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Alemania nazi. El decreto Aktion T-4 firmado por el Führer en septiembre de 1939 precisaba su forma de entender cómo había de ser preservada y fortalecida la raza aria mediante las 'muertes por compasión' de los incurables, de las personas con diversidad disfuncional y en general de los que entendía que eran una carga inasumible para la economía y el espíritu (Evans, 2013). Con la ayuda invaluable de las universidades, la comunidad médica y una parte importante de la sociedad civil, la eugenesia se extendió en marzo de 1941 a los prisioneros, legalizando su asesinato, bajo la acusación de ser personas indolentes, peligrosas o demasiado enfermas para ser provechosas (Pike, 2015: 'Programas opuestos extenuación y exterminio' y Mayor Ferrándiz, 2014). En definitiva, el estado alemán tenía derecho a matar meticulosamente por 'misericordia', por la 'dieta de hambre' (Hungerkost) y por 'el trabajo esclavo', en nombre de la identidad racial y supremacía nacional aria construida siempre en oposición a los otros, a los 'enemigos del pueblo'. La complicidad activa o mediante el disimulo y la delación vergonzante formaron parte de la sociedad alemana y austriaca, de las élites y de las grandes corporaciones industriales: ellos conocían la eutanasia y también sabían de la existencia de los campos de concentración y de las múltiples formas de represión; sólo les faltaba dominar los detalles.

La historiadora austriaca Martha Gammer recuerda que "lo peor comenzó en noviembre de 1941. La mayoría de los prisioneros españoles murió en Gusen en el invierno del 41 al 42, incluso fallecieron una treintena de SS. El clima fue terrible y duro, con temperaturas de menos 25 a menos 29 grados, había hambre y un trabajo durísimo en las canteras" (citado por Pastor López en Deportados, http://deportados.es/lopez_historia) y llegaron los fracasos de la Wehrmacht en el frente ruso. Toda esta espiral de matanzas, de indignidades que truncaron la vida de miles de personas cristalizó en un decreto de 40 folios, elaborado por un Himmler que, según pasaban los días, se volvía más abyecto y ambicioso. Lo bautizó con el nombre Noche y Niebla (NN o Ñach und Nebel), con fecha 7 de diciembre de 1941. Españoles, rusos, polacos debían ser eliminados sin importar, esta vez sí, que fueran o no soldados. Esto debía ser hecho en silencio. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) trabajó incansable para localizar a los refugiados españoles que desaparecieron en octubre de 1940, justo cuando Franco y Hitler acuerdan el inicio de la masacre. La tarea fue infructuosa y los engaños permanentes. La Cruz Roja alemana afirmó el 2 de diciembre de 1944 que, “según ciertos informes, parece que los españoles estarían todavía vivos hace algunos meses en ese mismo campo”. En junio del 45 estalla el escándalo, la CICR pensaba que había unos 300 desaparecidos; el manchego Fidel Ramos Caballo, prisionero de Mauthausen, sin embargo, les dió una lista oficiosa de muertos que abría la puerta a una realidad feroz e implacable (Otero, 2015). El valenciano Casimiro Climent Sarrión, que acabó perdiendo la razón, con la ayuda del catalán Josep Bailina Sibila, arriesgaron sus vidas duplicando las fichas de los deportados que rellenaban para la Gestapo. Pensaban que tal vez si alguno sobrevivía debía ser notario de cuanto allí sucedió. Muchas familias españolas supieron por ellos varios años después qué sucedió con sus padres, sus hermanos, sus maridos...; de otra forma, habría sido imposible porque la Schutzstaffel quemó todos los documentos del campo.

Los esfuerzos de los sucesivos gobiernos democráticos españoles en investigar qué sucedió con los republicanos que aún siguen desaparecidos han sido endebles e inconsistentes. Muchas personas mayores han muerto sin tener noticias de sus seres queridos. Tal vez si en lugar de gente humilde, de ser mineros, jornaleros, albañiles, maestros, obreros industriales, labradores, peluqueros los que fueron asesinados en Mauthausen-Gusen hubieran sido españoles prominentes y conservadores la historia se habría escrito de otra manera.

Parece que Fernando Ramírez López no supo ‘olvidarse del mundo’, como decía Robert Sheppart en el libro de Pike (2015: Gusen, el anexo). Y más bien hizo cierta la tesis de Francisco Griéguez Pina (Mauthausen nº 4058): ‘quienes tenían esposa e hijos se acordaban a toda hora de ellos y acababan muertos. Yo, como no tenía a nadie, sólo me preocupaba de comer y de permanecer con vida hasta la noche’ (entrevistado por Hernández de Miguel, 2015).

El Ministerio de Justicia español tiene registrados un total de 4.440 asesinatos, 3.959 producidos en Gusen y 371 en Mauthausen (Fallecidos españoles en los campos de concentración nazis). Se basa en los datos proporcionados por el Ministerio de los Excombatientes y de Víctimas de la Guerra de Francia de los Avisos Oficiales de Decesos de españoles que envió a las familias de las que hasta ese momento eran desaparecidos. Mi abuela lo recibió; Fernando aparece en ese fichero siempre y cuando se introduzcan sólo los apellidos, no el nombre propio (https://reescan.mjusticia.gob.es/reescan/buscarAviso.action). Les falta mucho por hacer. Todo.

Según cifras actuales en Gusen murieron 4.293 republicanos de los 5.266 que fueron. Al principio el Reich mataba poco: 363 presos en 10 meses; luego hubo un ligero repunte hasta que en noviembre de 1941 se produjo la debacle. Fue el mes negro, con más de 934 muertos (sólo el 14 mataron a 70 personas) y a noviembre se sumó diciembre, con sus 746 muertos, y enero, con 505. En abril del 42 hay una bajada que perdurará durante toda la contienda, coincidiendo con las necesidad de rentabilizar económicamente los campos, de mano especializada y de controlar los asesinatos ante las nuevas necesidades de la guerra. Más de 150.000 personas, de 26 nacionalidades diferentes, murieron en Mauthausen, de ellas alrededor de 37.000 en Gusen; unos 7.000 eran españoles.

José Borrás (1989) maneja unos números diferentes a los establecidos por Climent y José Bailina, que trabajaban en las oficinas de la Gestapo en el campo, y al Memorial de Mauthausen: 4.761 fallecidos en Mauthausen, 348 en el campo central, 3.893 en el subcampo y 431 en el castillo de Hartheim, en suma 8.775 personas. El número total de republicanos asesinados será difícil de determinar; sólo en los trenes de la muerte a veces fallecía el 15% de los deportados, se eliminaron ficheros e incluso en los días previos a la liberación de los campos no hubo registros.

[editar] Conclusiones

[editar] ’Y entonces la ignorancia, / La indiferencia y el olvido, vuestras armas / De siempre, sobre mí caerán, como la piedra, / Cubriéndome por fin” (Luis Cernuda, A sus paisanos)

’Cuando el año pasado ocupamos Francia, herr Pétain nos entregó a seis mil rojos españoles diciendo: “No los necesito y no los quiero”. Ofrecimos a esos seis mil rojos al jefe de Estado fascista, el Caudillo. Los rechazó diciendo que nunca repatriaría a quien había luchado por una España soviética. Entonces se los ofrecimos a Stalin, ofreciéndole transportarlos. Herr Stalin y su comimter se negaron a aceptarlos. Así que los rojos españoles terminaron sus días en Mauthausen’ (citado por Pike, 2015: Los españoles en el universo KZ). Estas palabras que son parte de la circular que August Eigruber, Obergruppenführer (general) de las SS y Gauleiter del Alto Danubio, distribuyó el 27 de octubre de 1941 entre los oficiales nazis, resume la terrible situación que afrontaron los republicanos en Francia y el porqué de su espantoso horizonte.

Mi abuelo fue víctima de una violencia planificada, ordenada y sustentada en normas claras. Una violencia que, para minimizar daños psicológicos entre la tropa y los escuadrones de ejecución de la inteligencia nazi (Einsatzgruppen), se industrializó y se despersonalizó en los campos de exterminio. No se asesinaba a Fernando Ramírez López, que dejó atrás en su exilio a su mujer, con la que apenas llevaba 2 años casado, a una bebé de 6 meses, a un niño de año y medio y a un país abatido, alejado de los principios de igualdad, de educación universal y laica, de justicia social, de progreso … por los que con 31 años se había ido al frente. No, gente corriente, prejuiciosa y obediente a los dictámenes del fascismo europeo eliminaba asépticamente a un rojo, a una subespecie hostil por la que ninguna autoridad en el mundo había mostrado el menor gesto de piedad y que constituía una amenaza para la identidad étnica y cultural alemana.

Esta visión racista, autoritaria y degradante del Partido Nazi hacia los republicanos españoles sustenta el ensañamiento con que fueron tratados en los campos de la muerte. Cuando la realidad, además, se reduce a un mero juego de combinaciones binarias de opuestos se abre defintivamente la espita de la segregación y del genocidio. Son crímenes de odio llevados a cabo, como bien explicó Hannath Arendt (2003) con su ensayo sobre la banalidad del mal, por gente anodina, atenta a satisfacer las necesidades del grupo y dispuesta a levantar muros que aíslen y excluyan al que señalan por ser diferente, al 'otro' (Pérez Triviño, 2014). Si hay que matar, se mata. Y, como la muerte está programada y buena parte de la sociedad ha participado de la bacanal, las consecuencias no se temen y la moralidad se echa a un lado en pro de una patria con un destino glorioso. En 1939 cerca de 9 millones de muchachos alemanes, el 98%, pertenecían a las Juventudes Hitlerianas, seducidos, como sus mayores, por el credo nazi y dispuestos a colaborar y participar con mayor fanatismo y crueldad que sus progenitores en las delaciones, persecuciones y matanzas que fueran necesarias. En esa sociedad rota, desbaratada, desobecer no entraba entre las posibilidades (Kater, 2016).

La guerra a que condujo el levantamiento militar de los salvadores de la patria dejó devastada a mi familia. A Fernando Ramírez López se lo estuvo esperando durante 20 años, volteando la espalda al runrún malicioso de alguna gente que insinuaba que habría rehecho su vida lejos de España y adormeciendo la terrible sensación de que estaría tirado en una cuneta o en medio de los rastrojos. A sus dos hermanas el conflicto también les truncó la vida: Pilar salió a trabajar y nunca más regresó a casa; Concha afrontó la violencia aferrándose a la locura. La última noticia de ella se pierde en el metro de Madrid. A su hermano Antonio los fascistas le aplicaron la ley no escrita de la caza del republicano: hubo de enfrentar dos procesos judiciales y la cárcel (Archivo General e Histórico de Defensa AGHD/Madrid, 100091/1573 y 2085/2843). A su sobrino Fernando Ramírez Luna (Mestanza, 8/05/1928), impresor, lo tuvieron 2 años en prisión en 1961 por ser afiliado del Partido Comunista y repartir el Mundo Obrero, y eso sin haber averiguado la fiscalía que cuando los trabajadores salían de la Imprenta Berival, Fernando, apodado el Melenas, se dedicaba a imprimir bellísimas ediciones con propaganda subversiva. El castigo salvaje en Carabanchel reforzó sus hondas convicciones democráticas (AGHD/Madrid, 595/1961 398). El balance final no pudo ser más desolador: 3 hermanos desaparecidos (uno de ellos asesinado en Gusen), 1 represaliado y 1, Carlos, trabajando en Intendencia y adaptándose feliz a los nuevos tiempos.

El hermano de mi abuela Manuela, Robustiano Sánchez-Hermosilla Rodríguez (24/11/1901), minero desde los 17 años (1918), desempeñándose como Ayudante Facultativo de Minas y Fábricas Metalúrgicas, en esas minas de azufre y mercurio que segaron la vida de su padre Julián, y alarife como su cuñado Fernando, fue uno de los fundadores de la Agrupación Socialista (A.S.) de Almadén en 1930. Hay unas notas rudimentarias sobre él en el Diccionario Biográfico del Socialismo Español que habrán de ser completadas (http://www.fpabloiglesias.es/archivo-y-biblioteca/diccionario-biografico/biografias/31901_sanchez-hermosilla-rodriguez-robustiano). Secretario de Organización del Partido Socialista, pertenecía al Sindicato Minero (UGT) desde sus inicios, siendo impulsor del movimiento sindical ugetista en el pueblo y significándose en la Revolución de Octubre del 34. Asumió el cargo de Vocal del Frente Popular en enero del 36 y de concejal del Ayuntamiento de Almadén a partir de las elecciones de febrero. Cuando estalló la guerra, fue Vicepresidente del Comité de Defensa de la República y Delegado de Industrias. Los de la Causa Nacional entran en Almadén el 27 de marzo de 1939; el 13 de abril del 1939 Robustiano Sánchez-Hermosilla acude voluntariamente ante los sublevados y de inmediato es detenido porque ‘‘pertenecía al Bloque Popular de Izquierda y Comité de Defensa de la República' (AGHD/Madrid 725/5733: 3). Un tiempo después, junto a su mujer Amelita, acusada de estraperlo, se les traslada de la cárcel de Almadén hasta la estación de tren en Almadenejos atados en el techo de la camioneta que cubría el trayecto ante el espanto y las lágrimas de sus vecinos. Todo el pueblo salió a despedirlos.

En la Copia del Acta Nº 7, de una reunión celebrada el 29 de mayo de 1939, bajo el título Actuación de la Justicia en Almadén. Voladura (AGHD/Madrid, 142/7314: 1-350, 1a parte) hallamos datos relevantes de lo que sucedió en aquel tiempo en Almadén, de cómo se planificó la represión y las depuraciones, con despidos masivos en las minas y con centenares de detenidos a partir de la Auditoría de Guerra encargada por el 'Nuevo Estado'. El Ejército Glorioso y sus mandatarios políticos ponen de manifiesto en el escrito que, pese a que 'la revolución roja, apenas si sintiera el vecindario de Almacén sus terribles efectos' (3), era 'imprescindible una urgente y meticulosa acción de la justicia’, ‘medidas especialísimas con relación a Almadén’ (4) por ser un 'caso especial' porque ‘no ha alcanzado allí profundidad la vibración patriótica que en toda España existe a favor del Salvador Movimiento Nacional’ (3-4). Y condensan las conclusiones de la auditoría: '¡Encontraron el pueblo intacto y también la riquísima mina de mercurio, única en el mundo. Tampoco han sufrido grandemente las instalaciones. Pero debajo de estas realidades, que son índice favorable para la población de Almacén, existe un problema que hay que atacar a fondo: el de la adhesión incuestionable de aquel pueblo a la revolución roja, problema que tiene sus antecedentes en la tradicional actitud de Almacén frente al Estado, había de hacerse una actuación ejemplarizante' (3-4).

En un Juicio Sumarísimo de Urgencia en Ciudad Real se abren varias causas contra Robustiano. Fue sentenciado a muerte por el Consejo de Guerra (dictamen que se corroboró tres veces) y torturado de forma tan encarnizada que le quebraron la salud y le hicieron pedazos el alma (AGHD/Madrid, 142/6550; 142/7314; 725/5568; 5733/4856; 5733/4225). ¿Cuáles fueron los 'hechos probados'?: Ser autor de un delito de 'Adhesión a la Rebelión Militar, sin circunstancias de agravación'; el resto de acusaciones, como la de enriquecimiento ilícito, asesinatos, ... no se pudieron sustentar ni siquiera en un juicio amañado y sin garantías para el procesado, para la 'canalla roja', según el industrial Alberto Silveira (AGHD/Madrid, 725/5733: 18). En ejecutoria del 24 de marzo de 1943 le conmutan la sentencia a muerte por 30 años de Reclusión Mayor. Cumple condena en el Destacamento Penal Coto Minero de Hellín S.A. (Albacete), una empresa privada que explotaba los yacimientos de azufre de la pedanía de La Minas con la concesión de 80 presos políticos como mano de obra esclava. El 7 de octubre de 1938 Franco puso en marcha el Patronato Central para la Redención de las Penas por el Trabajo -PCRPT- y 'se convirtió en realidad en un eficaz instrumento de humillación de los vencidos en el conflicto fratricida y la perpetuación de su castigo' (Olaizola Elordi, 2006: 3 y Lafuente Zorrilla, 2002). Con los batallones de trabajo forzado se buscaba doblegar al preso político, explotarlo económicamente y aumentar la producción, hasta el punto de que muchas de las actuales grandes empresas españolas siguen sus negocios con total impunidad. Pongamos que hablo de Huarte y Banús -OHL-, Dragados y Construcciones -ACS-, Fomento de Construcciones y Contratas -FCC-, Renfe, Infraestructuras Ferroviarias -ADIF-, Entrecanales y Távora -Acciona-, San Román, Agromán, la Iglesia, la FECSA de Juan March. Mi tío abuelo trabajó de forma inhumana primero en Almadén, con 150 presos más solicitados por Minas de Almadén y Arrayanes, cuando aún no había sido juzgado, y después en Hellín para redimir la pena y obtener algún beneficio indeterminado (López, 2013). Los penados, como se constató en un dossier elaborado en Almadén en 1941, rendían un 60% más que los mineros libres (Olaizola Elordi, 2006: 11).

El indulto llegó el 2 de septiembre de 1946; el 16 es puesto en libertad condicional, aunque mantiene la pena de destierro (Testimonio de Indulto del Procedimiento de Urgencia, 5733/40/4856 y 4225). Volvió a bajar a las minas, esta vez de Utrillas, en Teruel, donde fijó su residencia. Fue un hombre bueno y, como dijo el capataz facultativo de Metalurgia, el Sr. Cabrero, 'un inmejorable compañero' y una persona que 'siempre, siempre condenó enérgicamente las malas obras' (5733/725: 66). Por él abogaron hasta los falangistas que fueron encarcelados en Almadén durante los primeros días del estallido de la guerra para librarlo de la ejecución. Falleció pocos años después, enfermo y atrapado por la rutina de la dictadura.

[editar] “A mí me gustaría que todo el mundo supiera dónde están enterrados sus abuelos, pero no tengo claro que sea cierto eso que usted me dice ni que pueda hacer nada el Gobierno por arreglarlo” (Mariano Rajoy, 3 de abril de 2016)

Pocas veces el Presidente español se sustrae a la mendacidad, la pobreza intelectual y la vaguedad en sus discursos. Ante la pregunta de Jordi Évole en el programa Salvados, '¿Le parece de sentido común que en 2016 miles de españoles no sepan todavía dónde están enterrados sus abuelos?', Rajoy contestó negando las evidencias, los 114.226 desaparecidos de la guerra civil que el juez Baltasar Garzón documentó, al tiempo que expresaba su intenso deseo de pasar página y de que 'cosas de ésas no se vuelvan a repetir'. El dirigente popular relativiza los hechos, se distancia de la verdad, la torna subjetiva y acaba por atacarla para no asumir ninguna responsabilidad. Cuál es el leitmotiv de su acción política: "A veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión, y eso es también una decisión".

Francia, pese a haber sido culpable del sufrimiento de los refugiados españoles y su deportación cuando cruzaron los Pirineos, al finalizar la Guerra Mundial reflexionó y los acogió como a héroes. El gobierno galo ponderó la defensa que hicieron de la IIIª República los del Frente Popular con su trabajo en las C.T.E., empuñando un arma contra los fascistas, dejándose la vida para repeler al invasor. Cuando los campos fueron liberados, los prisioneros españoles no tenían país alguno al que regresar. El pueblo francés les dio una tierra de acogida en donde vivir, un pasaporte y los ayudó económicamente. Con el pasar de los días el Elíseo condecoró a los supervivientes otorgándoles la máxima distinción que da el estado, la Legión de Honor, e incluso, por las acciones de muchos de ellos en la Línea Maginot, les impuso la Medalla al Mérito Militar. La gratitud de la República Francesa para los exiliados españoles fue incluso más allá de los discursos y de los galardones con dos acciones:

  1. El Ministére Des Anciens Combattants Et Victimes de Guérre elaboró un exhaustivo fichero en 1952 donde informaba al Generalísimo de los españolesfallecidos en los campos de concentración nazis. Franco guardó silencio y no informó a las familias de los asesinados.
  2. Francia reconoció jurídicamente a las víctimas y mediante el Décret n° 2004-751 du 27 juillet 2004 instituant une aide financière en reconnaissance des souffrances endurées par les orphelins dont les parents ont été victimes d'actes de barbarie durant la Deuxième Guerre mondiale".

Alemania ha condenado abiertamente los principios del nacionasocialismo y el Bundestag ha promovido leyes durísimas que penalizan la exhibición de símbolos nazis, la negación del holocausto y la exaltación de la figura del Führer y su régimen de terror en el III Reich. Y su lucha sigue a día de hoy, tratando de ilegalizar el Bundesrat, la Cámara Baja, en el Tribunal Constitucional al NPD, una organización de extrema derecha.

Los alemanes dieron una prestación a los presos no por deportar, explica la admirable Pilar Pardo Vázquez, de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Andalucía, como hicieron los franceses, sino por matar. Y fue a regañadientes, en los años cincuenta. La FEDID (Federación Española de Deportados e Internados Políticos) tuvo que luchar contra la Alemania Federal en los tribunales para que hubiera ayudas destinadas a los supervivientes y viudas españolas. Las autoridades germanas consideraban que no debían recibir ninguna compensación porque, según su criterio, a los republicanos españoles no se les llevó a campos de exterminio por ser contrarios a la ideología nazi, sino por ser rojos. En 1954 los tribunales dictaron una sentencia desfavorable para Alemania.

El estado español no acepta responsabilidad alguna en las vejaciones y desapariciones forzadas de los refugiados republicanos. Ni los sucesivos gobiernos democráticos, donde se han ido alternando el PP y el PSOE, ni la institución monárquica, la de antes, la que aplaudió y sostuvo financieramente el golpe militar del 36 y pactó con Mussolini, y la de ahora, la que nos dejó en herencia el Caudillo, han reconocido a los represaliados por la barbarie fascista su condición de víctimas. Tampoco han pedido perdón por el sostenimiento durante 40 años en España de un estado terrorista y totalitario que conculcó los derechos inalienables de los ciudadanos.

Felipe VI, en su reciente Mensaje de Navidad de 2016 entiba aquel discurso viciado de la derecha española de que 'son tiempos para profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas'. La ARMH ha denunciado sus palabras ante la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril. La respuesta de la Marquesa de Salvatierra ha sido cómica: su oficina, la que se encarga de salvaguardar los derechos fundamentales y libertades públicas de los ciudadanos, no puede intervenir porque el Jefe de Estado es un cargo no electivo.

Pese a sus múltiples avatares, el caso de Argentina es modélico comparado con lo que pasa en España. El Presidente de la Rúa pidió perdón a los sobrevivientes del holocausto en nombre del estado argentino en el 2000. Raúl Alfonsín impulsó la investigación de los asesinatos por las Juntas Militares en la Comisión de la Verdad, la CONADEP. Y Néstor Kirchner purgó el ejército golpista y puso en funcionamiento los tribunales para juzgar a aquellos cuyos crímenes o apoyo indecente a los sublevados habían quedado impunes por dos leyes declaradas inconstitucionales: La Ley 23.492 de Punto Final y la Ley de Obediencia Debida. En España, en cambio, se promueve el olvido de los verdugos y se deslegitima la investigación de los crímenes de lesa humanidad generando un plus de dolor entre las víctimas.

Felipe González rechazó ir a Mauthausen por un tema burdo, el de las banderas: a él, socialista, le gustaba sólo la bandera monárquica. Rodríguez Zapatero fue el primer presidente español (y el único) en visitar Mauthausen en 2005, 60 años después de la liberación del campo, cuando ya sólo quedaban 25 apátridas con vida. Les aseguró que 'su sufrimiento no fue en balde' y que los reconocimientos no terminarían en ese primer acto. Después iría la Vicepresidenta De la Vega (2010) y a los Actos del 70 Aniversario hizo acto de presencia el Ministro de Exteriores García-Margallo, pese a la fea postura del Ejecutivo Popular respecto a los cientos de miles de muertos amontonados por el franquismo. Seguro que las autoridades españolas alcanzaron a ver el Memorial de los Republicanos Españoles, levantado en el Parque de los Monumentos, en suelo francés, el único monumento de todos los existentes en el campo de Mauthausen que, en lugar de estar pagado por el país de origen del fallecido, ha sido sufragado por los deportados y sus familiares.

El PSOE sacó una Ley de la Memoria Histórica (Ley 52/2007 de 26 de Diciembre) tan parca e imprecisa que estaba abocada al fracaso, con una dotación presupuestaria paupérrima y sin recoger ni una sola mención a los exiliados, a los perseguidos que terminaron en campos de exterminio. Cuenta Bermejo el acto obsceno que sucedió con los socialistas cuando se quedaron con el 30% de las indemnizaciones que el gobierno francés pagó a las viudas o a los huérfanos, al considerarlas un 'incremento del patrimonio' (Díez, 2015). El 12 de mayo de 2015 votaron junto al PP y UPyD en contra de la propuesta de Esquerra Republicana de solicitar el reconocimiento jurídico de los republicanos como víctimas del nazismo y de exigir a Felipe VI que, en calidad de Jefe del Estado, les pidiera perdón por ser el régimen de Franco el muñidor de la deportación y del exterminio.

Del Partido Popular, como de la Iglesia católica que lo acompaña en esta andadura, no cabía ni cabe esperar absolutamente nada. Es el representante avezado de la España amnésica y descarada de siempre, ésa que se apropia de la legitimidad nacional y articula la transición democrática sobre el pacto de silencio y el consenso forzado. No le interesa hurgar en el pasado, 'reabrir viejas heridas', ni evidenciar que los sublevados cometieron toda suerte de violencias contra el régimen democrático y contra los integrantes del Frente Popular, con esa claridad con que el Capitán Gonzalo de Aguilera, Conde de Alba de Yeltes y amigo íntimo de Alfonso XIII, habló con el periodista norteamericano Jhon T. Whitaker: 'Tenemos que matar, matar y matar, ¿sabe usted?' para depurar al 'rebaño de esclavos' que ha usurpado el Poder y ha cometido el delito de Alta Traición.

El Grupo Popular se opone a la cultura de la verdad que surgiría de la derogación de la Ley de Punto Final y a reparar la memoria de los demócratas republicanos, 'unas víctimas de segunda categoría', en palabras de Pablo de Greiff, el Relator Especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU (Greiff, 2012). La pregunta es por qué adopta esta postura la derecha española y la respuesta es múltiple.

  1. Porque defiende la falsedad, ya propagandeada por la CEDA y el Glorioso Movimiento Nacional, de que el Bloque Popular, en su esfuerzo permanente por democratizar y modernizar un país plural y lleno de desigualdades como era España, no dictaba leyes reformistas; hacía la revolución. La insurrección militar cruenta, según esta tesis, arrancó de cuajo los males de la nación: el ateísmo, el laicismo, la justicia social, la reforma agraria, los derechos laborales, vistos como signos de desgobierno y caos frente a las patrióticas virtudes de los legítimos dueños de España.
  2. Porque al repartir culpas entre el bando faccioso y el Estado de Derecho republicano diluye las responsabilidades en el conflicto y refrenda el alzamiento, cuyo único fin, según dijo el General Emilio Mola, el Director del golpe, era "eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros" (Preston, 2011: Prólogo).
  3. Porque no reconoce jurídica ni políticamente a los defensores de la Constitución de 1931, a aquellos que fueron masacrados por los sublevados adulterando la realidad, acusándolos de haber secuestrado el estado español en nombre de una conspiración bolchevique y judeomasónica. El General Queipo de Llano, en Radio Sevilla, facultó a los nacionales para que cuando se tropezasen con un rojo lo matasen como a un perro, 'lo callen de un tiro. O me lo traigan a mí, que yo se lo pegaré'. Y si ven dirigentes que huyen, 'no crean que se librarán con ello; les sacaré de debajo de la tierra si hace falta, y si están muertos, los volveré a matar'.
  4. Porque se resiste a condenar el golpe de estado de julio del 36, a admitir los crímenes sistemáticos cometidos por las tropas franquistas con su red tupida de represión y a borrar de calles y plazas la liturgia fascista de los sublevados. En este clima enrarecido, negacionista, algo penado en toda Europa, no es raro escuchar declaraciones como las de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien ha llegado a afirmar que la dictadura no se impuso 'por la fuerza'.
  5. Porque en aras de la reconciliación y paz nacional se minimiza el genocidio, la tortura, la intimidación, los discursos de Queipo de Llano en que alentaba a violar a las rojas, los robos y la encarcelación de disidentes en la España de Franco, un personaje para el que, en boca de su amigo, el legionario Millán Astray, 'el objetivo principal siempre fue el enemigo, buscando el batirlo, destrozarlo o rendirlo, nunca el territorio'. Sólo existe memoria histórica franquista.
  6. Porque pone obstáculos jurídicos y amordaza a la justicia para impedir la apertura de procesos penales contra los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la guerra civil y el gobierno de 40 años del Generalísimo (Preston, 2011). Se escuda en la prescripción de los delitos y en una interpretación torticera y sin fundamento de la Ley de Amnistía de 1977. Caen en el olvido esas palabras del 31 de julio de 1936, en Radio Burgos, en que afirmaba el General Mola: 'Yo podría aprovechar nuestras circunstancias favorables para ofrecer una transacción a los enemigos; pero no quiero. Quiero derrotarlos para imponerles mi voluntad, y para aniquilarlos'.
  7. Porque entre sus prioridades no se halla respetar los principios del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos firmados y no parece importante vulnerar los acuerdos del Comité Internacional de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que se comprometieron a cumplir ni reducir la jurisdicción universal para dejar libres a los genocidas.
  8. Porque invalida y se burla de la sinceridad y afecto con que los familiares de la víctimas buscan recuperar a sus muertos y restaurar su dignidad acusándolos, como dijo Rafael Hernando, entonces portavoz del grupo parlamentario popular, de que 'algunos se han acordado de su padre enterrado sólo cuando había subvenciones'.
  9. Porque, en boca del diputado Pablo Casado, no es cool hablar de represión y de violencia: '¡Si es que en pleno siglo XXI no puede estar de moda ser de izquierdas, pero si son unos carcas! Están todo el día con la guerra del abuelo, con las fosas de no sé quién, con la memoria histórica".
  10. Porque ya sentenció Fernández Díaz, supernumerario del Opus Dei y exministro del Interior, ante las demandas de algunos colectivos sociales de justicia y verdad para los represaliados, que “algunos quieren ganar la Guerra Civil muchos años después'. ¡Menudo morro!, le faltó apostillar.

Mientras la Vicepresidenta Sáenz de Santamaría Antón, la política de los 3 despachos, firma el decreto de eliminación del presupuesto para la implementación de la Ley de Memoria Histórica en el año 2012 y suprime la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura, el Ministro de Justicia, Rafael Catalá, para acallar las duras críticas que el Pleno del Parlamento Europeo hizo al Ejecutivo español en materia de Derechos Humanos el 15 de diciembre de 2016, a raíz de los informes del Consejo de Europa y las Naciones Unidas, miente asegurando en la Sesión de Control del 21 de diciembre que la Ley de Memoria Histórica 'se está cumpliendo todos los días' y que con el proceso abierto por la magistrada argentina María Servini de Cubría 'el Gobierno no ha hecho otra cosa que cumplir con los tratados internacionales'. La Moncloa piensa que el dinero es escaso y hay que emplearlo en cosas útiles: Reparar la fachada del Valle de los Caídos, perdonar el pago del IRPF a los donantes de la Fundación Nacional Francisco Franco y de la Fundación Serrano Suñer, cuya página aparece alojada en el Portal del Ayuntamiento de Madrid (http://www.madrid.es/portales/munimadrid/es/Inicio/Cultura-ocio-y-deporte/Cultura-y-ocio/Direcciones-y-telefonos/Fundacion-Privada-Don-Ramon-Serrano-Suner?vgnextfmt=default&vgnextoid=0a596f065851c010VgnVCM2000000c205a0aRCRD&vgnextchannel=76f3efff228fe410VgnVCM2000000c205a0aRCRD), repatriar los huesos de todos los caídos de la División Azul en Rusia, rendir homenaje cada año en el Día de la Memoria únicamente a las víctimas del terrorismo etarra, con las que se solidariza en su dolor y les otorga generosas indemnizaciones sin reprocharles que casualmente se acuerdan de su familiar asesinado o herido cuando hay dinero de por medio.

En este escenario sucio y delirante, donde se propagandea la reconciliación sin justicia, ha pasado a ser normal ver a miembros del Partido Popular exaltando a figuras fascistas como el general Millán Astray, interrumpiendo el minuto de silencio pedido por ERC en 2013 en recuerdo de Lluìs Companys, justificando la dictadura franquista por sus 'indudables' logros y su limpieza democrática, recibiendo medallas de la Fundación Francisco Franco por quebrantar la legislación, asistiendo a la Misa por los Caídos que cada año se celebra en los Alcázares de Toledo e incluso siendo el único grupo parlamentario en democracia que se ausentó del Hemiciclo el 1 de diciembre de 2003 para no asistir al primer acto de homenaje a los represaliados del franquismo. Qué subyace en este posicionamiento de la derecha española sino el desprecio por saber la verdad, el rencor del que habla el PNV y lo que el padre del poeta Miguel Hernández dijo el día en que enterró a su hijo: "Él se lo ha buscado". Seguimos en 2017 en ese juego de violencias a que reducen los populares la guerra civil y el terrorismo de estado promovido por la dictadura; no se atisba reconciliación posible.

Los llamados 'gobiernos del cambio' están poniendo coto al incumplimiento sistemático de la Ley de la Memoria Histórica, en especial el de Valencia, Pamplona, Cádiz, A Coruña, Rivas Vaciamadrid, etc.. El Ayuntamiento de Madrid es una excepción que sonroja. En su Comisionado para la Memoria Histórica conviven el cura Santos Uría del Arzobispado, un coordinador carlista y vinculado al golpe militar, el escritor negacionista Andrés Trapiello, la presidenta socialista Francisca Sauquillo que expresó que “Si un monumento ha existido a lo mejor no hay que quitarlo sino explicarlo”. Mucha gente para decidir y andar con pies de plomo para no molestar a los herederos de los 'sublevados' y, entre ella, ningún miembro que sea especialista en el campo de la memoria histórica ni ningún portavoz de las víctimas. Parece que el Consistorio madrileño se adhirió a la tesis oficial del gobierno del PP, al cuento impúdico de que víctimas y verdugos, demócratas y fascistas, golpistas y constitucionalistas, muertos con tumba y muertos en las cunetas son lo mismo. Mejor entonces echar toneladas de olvido y silenciar a los autores de los crímenes para 'no juzgar' fuera de contexto, democratizar los monumentos franquistas dejándolos donde están y, en todo caso, poniendo una plaquita que los explique. El Arco del Triunfo será el Arco de la Concordia o de la Democracia, el Valle de los Caídos llevará el bucólico nombre de Valle de la Paz... y así se dará la paradoja de que la Ley de Memoria Histórica se cumple a la carta, trufándola poco a poco de herencias franquistas y despreciando, una vez más, la necesidad de justicia y reparación de las víctimas y sus familiares. Ya van avanzando: después de dos años de intenso trabajo, se decidieron a 'proponer' renombrar 47 calles franquistas.

Los requerimientos y advertencias al Ejecutivo de Rajoy de Naciones Unidas y del Consejo de Europa para que se cumpla el Tratado de Derechos Humanos y para derogar la ignominiosa Ley de Amnistía de 1977 son constantes. El gobierno obstaculiza cualquier investigación de los crímenes imprescriptibles del dictador e impide cualquier acción en los tribunales de justicia, sean españoles o argentinos, encaminada a restablecer la dignidad de los represaliados. Aunque IU, PNV, UP, Esquerra Republicana, Compromís, sí se sienten comprometidos con la recuperación de la memoria y con dar carpetazo a la impunidad de los crímenes de lesa humanidad, el hecho de que todos los aparatos del estado sean herederos del régimen franquista lastra el proceso. Los actuales Presupuestos Generales, los de 2017, que aún no han sido aprobados, desaparece la partida destinada a gastos para la Memoria Histórica.

¿Para cuándo habrá leyes que persigan la apología del franquismo y la burla y arrogancia con que tratan desde las instituciones a los españoles que lucharon por los derechos y las libertades de este país?. Después de Camboya, España encabeza la lista de despariciones forzadas del mundo, y parece que la justicia, incluso cuando se trata de impartir desde Argentina, se bloquea con argumentos indecentes. Nuestra democracia no debería crecer sobre el olvido ni la amnesia colectiva, sino mirar de frente las atrocidades cometidas por el fascismo y reprobar la dictadura del 39. Por higiene democrática deberían reconocer la valía de aquellas personas que fueron laminadas cruelmente por nazis y franquistas, enjuiciar a los criminales, enterrar dignamente a los muertos y bucear en el legado republicano. De lo contrario mientras que sigamos respirando, la sangre no dejará de manar y 'en nosotros nuestros muertos/ Pa' que nadie quede atrás' (Atahulpa Yupanqui, Los Hermanos).

[editar] Bibliografía

[editar] Memoria

Puede que haya información adicional sobre esta persona en las distintas bases de datos de víctimas del nazismo.

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[editar] Véase también

[editar] Referencias

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